Conversaciones con mi caballo IV
Estás hecho un desastre, le dije nada más verlo. Lo cierto es que habían pasado días, tal vez semanas, sin haberle hecho una visita a mi caballo. A pesar de aquel estado de semiabandono por mi parte, no dijo nada. Ni una queja, ni un reproche. Ningún exabrupto como hubiese sido lo más indicado para la ocasión. Nada. Se limitó a soltarme una mirada neutra y vidriosa y continuó repasando un periódico atrasado que alguien