ESPAÑA, ESPAÑA
No sigo las retransmisiones deportivas de F1. No me interesan nada. Me gustaban bastante más las carreras de la infancia, cuando los coches los manejábamos manualmente, con las mismas manos de la caricia y el pecado (o de la caricia y el pecado. Es más pertinente la conjunción copulativa) por los circuitos que hacíamos con la tierra de los parques o en el dibujo de las alfombras de casa. Sin embargo, el montaje publicitario en