DECRETOS PARA MARCIANOS
Por la mañana coincido conmigo en el espejo del cuarto de baño y, a pesar de lo desfigurado que me encuentro, aun sigo pensando que no soy un bicho repugnante ni un habitante trasplantado desde otro planeta. Aun tengo un cierto parecido con los representantes de la raza humana que vienen descritos en esos naipes con los que jugamos a las familias. A veces parezco un hotentote muy restregado y roto a la piedra