TURISMO DE MASAS PARA PIZZA
¿A qué va a Venecia, pongamos por caso, un carnicero chino mandarín vestido con un enorme pololo corto, fruncido como un pañal, un sombrero de tela, unas sandalias de cuero plástico, con la etiqueta del precio, unos calcetines de plexiglás, una cámara fotográfica colgada del cuello como si fuese un cencerro, bajando de un rascacielos flotante atracado encima del Rialto, si no es a admirar la Belleza Pura, la Belleza Santa? Stendhal era