He visto por televisión , más bien a vuela pluma, como todas las cosas que me interesan poco, al presidente del Parlamento gallego arrodillado en la catedral de Santiago dirigiéndose de tú a Tú al Apóstol, en la ofrenda anual y vasallática. Cada vez que me enfrento a este espectáculo me pregunto hasta dónde puede llegar la paciencia, Catilina. Me dirán que se trata de una tradición… De acuerdo, pero las tradiciones se cambian por otras costumbres, más civilizadas, más modernas y más inteligentes. O se eliminan sin más, de un plumazo. La tradición de arrojar una cabra desde el campanario de una iglesia podía ser la sublimación de un atavismo neolítico en unas almas a las que no les han capado la boina, pero no me negarán que el espectáculo es soez y cruel. El de un adulto dirigiéndose, arrodillado, a un pedazo de material más o menos bello, en nombre de un pueblo, una nación o una reserva espiritual de occidente, es un espectáculo estúpido, como poco. Si el señor presidente del Parlamento de Galicia, haciendo honor a su apellido, quiere rezar en la catedral, o en su casa, o en la capilla de algún pazo, no voy a ser yo el que se lo critique, faltaría más. Pero que ese mismo hombre, en representación de un Pueblo, se vaya a rendir cuentas a un santo, a un apóstol, a una Virgen, a un mártir, a un dios griego, con unos sacerdotes a su vera (se echan en falta las sacerdotisas) , disfrazados de Gelmírez y sus huestes, eso ya es otra cosa, impúdica. Creo que va siendo hora de que los administradores se dediquen a administrar en lugar de dedicarse a crear zarzuelas y bailes de máscaras con lo que es de todos. Si en lugar de tanta palabrería hueca hubiese entonado una música de gaita, como digno pariente de su antepasado gaiteiro, yo me hubiese sentido más representado, en la buena acústica de la seo catedralicia. Creo que podían empezar a pensar un poco más en el deterioro de la sanidad pública, de la educación y de las carreteras en lugar de ocuparse de la cintura del chaqué que tienen que lucir en la recepción oficial. Miren ustedes la foto de unos representantes del pueblo de un Estado aconfesional. ¿Nos gobierna la Democracia Cristiana de un neo Andreotti amigo de la mafia o los ayatolas de Irán ? Menos a dios rogando y más con el mazo dando, pero de forma alegórica, claro, no se me dejen llevar por sus impulsos ancestrales. Esto que digo no es un tópico, ni una sarta de afirmaciones demagógicas, solo hay que abrir un poco los ojos y mirar a los lados. Y el hecho folclórico de una ofrenda simbólica a un apóstol es un signo más de esta realidad, la de aquellos que gobiernan para sí mismos olvidándose de cúal es su encomienda. Después de tantos años pidiendo filfa, ya podían irse dando cuenta del poco caso que les hacen en las Alturas. Hasta el Rey ha venido a interceder por nosotros, y ni caso. Vivimos en un mundo injusto, imperfecto, absurdo, pero tenemos la obligación y el derecho de exigirles a nuestros administradores que no sean imperfectos, absurdos e injustos. Y ellos deberían empezar a tomar nota, porque en un hipotético planeta de salvajes desesperados, hambrientos y armados, poco respetuosos con la ley, no habría ya cama pa tanta gente que no hace más que sestear y mirarse el ombligo repleto de pelusa debajo de la camisa de seda.