Contra el acto de compartir
Algo más de diez años de Facebook y ocho de Twitter nos han habituado a creer que compartir es la finalidad última de todas nuestras actividades, incluida la lectura. No siempre fue así, y Agustín de Hipona (san Agustín para los crédulos) cuenta la sorpresa que le provocó ver a Ambrosio de Milán leyendo en silencio: hasta entonces, la lectura se realizaba en voz alta. La idea de que las cosas (la literatura, por ejemplo)