LOS LIBROS INFANTILES
Hay libros que alguien decidió, en función de no sé qué extraños mecanismos, considerarlos infantiles y así, al menos en mi niñez, nos avasallaron con ficciones que, posiblemente por estar en muchos casos protagonizadas por niños, resultaban difíciles de comprender en toda su magnitud. Ciertamente, uno podía sentirse partícipe de las aventuras de Tom Sawyer o de Huckleberry Finn sin necesidad de hacer una lectura crítica, sencillamente acercándose a ellos (o, mejor aún, sumergiéndose en