¿11.000 millones para autónomos y pequeñas empresas?

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¡Qué importante son! ¡Cómo se echan de menos en una situación como esta! Y es que dura mucho la cabrona pandemia. Hoy me llamó Manolo Janeiro, simplemente para saber cómo estamos; nada nuevo que contar sino las ganas de estar juntos y ahí sí charlar y charlar. Ayer me llamó Adolfo D. también para lo mismo: ¿Cómo estáis?, echo de menos esa tertulia y en cuánto me vacunen me incorporo a ella. Te estaremos esperando. Pues esto es lo que llamo yo amigos, y lo importante de tenerlos. Que te llamen de vez en cuando significa que cuentas para ellos y es una declaración en sí misma de aprecio. Que hace mucha falta en estos momentos de grave soledad por culpa de una necesidad por no contagiarse. Está siendo duro para todos, y por eso, no se puede bajar la guardia porque unos pocos piensen más en ellos que en todos. ¡A joderse toca!, y a esperar que nos meta anticuerpos por jeringuilla hasta liberarnos de esta soledad adquirida. Y si a uno le fastidia, no quiero pensar a los mayores que uno, pero mayores de verdad, personas que llegan a los noventa y que ya sienten la soledad por la partida de familia y amigos de su generación, como para dejarlas ahora aún más solas.

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Esta mañana me encuentro con un amigo en la librería. Me pone al día rápidamente sobre el virus. Según él, que siempre está informado, el bichito está desapareciendo, como vino se va. Acordamos, aún así, que es un error abrir de nuevo que, las prisas, tienen que centrarse en vacunar lo antes posible. La clave es VACUNA a todo lo que se mueva. En fin, me he alegrado de verlo y, me apunto porque me conviene, a la teoría de que el virus está marchándose de a poquito. Ojalá tenga razón.

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Un artículo en el blog Evolución y Neurociencias escribe el autor sobre un libro que propone privatizar el matrimonio. Las razones, entre otras muchas, es que es un anacronismo que no responde a las necesidades de los tiempos que corren. Los comentarios de los hombres sobre esta institución son demoledores. ” Nunca he visto a un hombre casado medianamente feliz”, dice uno de ellos. “Las mujeres se casan para “colocarte” un hijo que no es tuyo·, afirma otro, o, “son las primeras en querer casarse y en querer divorciarse, hay que pedirles permiso para todo” Teniendo en cuenta lo que piensan sobre el matrimonio, me pregunto porqué se han casado o, si les han obligado apuntándoles con un arma. Lo más probable, es que lo hicieran bajo el influjo del enamoramiento. Ese estado de semi locura que debería regularse con una primera y única ley: Todo lo que se firme bajo esta situación, debe ser revisable cada año. Sin esta premisa, casarse es meterse, sin pensarlo dos veces, en una prisión con quien, antes o después, será el enemigo. Hasta el momento, ni un comentario positivo sobre el asunto. No hay duda de que, el único motivo de las separaciones es, por fin damos con la causa, el matrimonio. Una vacuna con efectos inmediatos que no necesita más que una dosis para inmunizarse de por vida.