Mi calle
Oh, no es domingo, aunque lo parezca, ni tampoco es que sean las 04:00h de la madrugada. Que va. Son las seis y media de la tarde. Hora punta para una ciudad que late en todo su cuerpo urbano. Pero, quizás, hora puta para la mía, que se olvida de que el cuerpo es todo uno, y que la sangre tiene que bombear hasta el dedo meñique del pie para aguantar a la muerte. Puta hora en