Menos mal que se acabó
Me espanta esta fiesta impostada e importada de Yankilandia. Menos mal que se acabó. Desde luego, a mí no me va. Tal vez sea un tipo raro pero cada día me va menos, acaso porque cada día es mayor, o la entiendo peor; y es que parece que la vida vaya de ello, de fiesta y más fiesta, de mascarada en mascarada, si nos atenemos a los esfuerzos de los responsables políticos en proyectarlas como