Senilidad digna
La vida nos conduce irremisiblemente hacia una edad ‘tercera’ o ‘tercera edad’; claro está, si el destino no se tuerce haciéndonos palmar antes. Si aguantamos, pues, hasta esta tercera etapa de la vida, lo normal es que paguemos en el cuerpo un duro peaje de salud deteriorada y facultades físicas y/o mentales mermadas; es el gasto propio natural por consumo del tiempo, undosundos de paso militarizado hacia el frente donde siempre pierde la batalla el