NOTA PREVIA: este artículo tiene 10 años y ha sido recuperado recientemente por La Cueva de Zaratustra en el décimo aniversario de esta página. Por su interés y con el consentimiento del autor lo reproducimos.
LOS IMPECABLES
Sepan que olvidar lo malo, también es tener memoria
Martin Fierro
Hay algo así como una tendencia a la autoflagelación en los intelectuales. Les encanta darle la razón a quienes les están quitando la libertad.
Milán Kundera
El peor enemigo de la verdad no es la mentira sino las convicciones
F. Nietzsche
Los nuevos héroes, escribe Enzesberger, ya no se muestran a las multitudes sobre bases relinchantes. El caballo sobre el que se levantaba Franco en Ferrol, se levanta el Cid en Burgos o Napoleón en cualquier ciudad francesa, son especies en extinción que en muchos lugares han desaparecido del paisaje urbano como las estatuas colosales de Mao, Stalin, Lenin o Enver Hoscha. Solo Corea del Norte mantiene esas moles congeladas que al primer cambio libertario serán derribadas por las masas anóxicas en busca de aire fresco. El nuevo héroe tiene otro perfil y otra tarea: el desmantelamiento, tarea compleja ya que cualquier cretino puede lanzar una bomba pero resulta mil veces mas dificil desmantelarla. El Adolfo Suarez de la transición, el Gorbachov de la Perestroika, el Jaruzelsky polaco, son ejemplos de estos nuevos héroes que desmantelaron los sistemas que los crearon y lo hicieron además sabiendo que serían rechazados por los suyos como traidores y por los beneficiados del desmantelamiento, por su origen democráticamente impuro.
El desmantelamiento político comunista parece haber terminado en Occidente, al menos como alternativa política, aunque persiste como añoranza de un paraíso perdido para algunos antiguos militantes, y eso a pesar de que a medida que se van abriendo los antiguos archivos de los paises del Este, se revela el esplendor de su horror hasta un grado que apenas imaginábamos. Otra cuestión es desmantelar los fundamentalismos, los regimenes corruptos, los modos de consumo suicidas: ¿Que hacer con Argentina, su peronismo y su evitismo, su corrupción ¿Cómo hacer respirable Arabia generalizada, con el Zaire, Ruanda o Liberia? Saudita, Corea del Norte o la antigua Guinea Española. ¿Quien detendrá el calentamiento global – esto si que es globalización perversa- obligando a sus votantes a frenar su despilfarro suicida?.¿Como desmantelar en fin, la lengua de corcho que repite clichés y niega las evidencias de la catástrofe del socialismo real y sus múltiples genocidios?.
Un nuevo tipo de ciudadano ocupa hoy la escena política: Rafael del Aguila lo llama el ciudadano impecable. Sus orígenes parecen ser más antiguos. En 1919 en La política como vocación Max Weber, diferenció dos tipos de moral: la de la conciencia y la de la responsabilidad. La moral de conciencia sólo se preocupa por la pureza de sus nobles intenciones, se rige de acuerdo con sus convicciones sin preocuparse de cuales puedan ser las consecuencias de su actitud aunque el resultado sea el contrario del que se pretende. Es como la fábula del mono “impecable” que en ocasión de una inundación vio desde el árbol al que se había subido como un pez luchaba desesperadamente contra la corriente. Empujado por su moral de conciencia lo rescató del agua con un gesto impecable con las consecuencias que se pueden imaginar. Es el “impecable” Bertrand Russell el que declara en 1937: La Gran Bretaña debiera desarmarse y si los soldados de Hitler nos invadieran, debieramos acogerlos amistosamente como si fueran turistas; así perderían su rigidez y podrían encontrar seductor nuestro estilo de vida.
Menos mal que había en ese mismo tiempo alguien llamado Winston Churchill que no era precisamente un ciudadano impecable.
Esta moral de la conciencia, escribe Max Weber, es buena para santos, mártires, profetas y contemplativos, pero el hombre que entra en el juego político tiene que regirse por la moral de la responsabilidad que tiene en cuenta, sobre cualquier otra cosa, las consecuencias previsibles de sus acciones aunque los impecables suelen practicar la exhibición narcisista de su impecabilidad exigente, sabiendo que los gobiernos tendrán que hacer lo que haya que hacer pero ganando, al menos en apariencia, una impecabilidad que los deja muy satisfechos consigo mismos.
El relativismo cultural, pariente cercano de esta moral de conciencia, dice Sebreli (que comenta estos párrafos de Max Weber), acepta esta moral de la conciencia en nombre del respeto incondicional por la existencia del otro, pero da validez a sociedades que no merecen respeto porque confunde el ser, con el deber ser. El relativismo tiene éxito porque exime a los miembros de culturas rivales que están obligados a vivir en comunidades contiguas, el cuestionar peligrosamente las afirmaciones ajenas. Es posible, escribe Fernandez Armesto en frase que anticipa el zapaterismo por-venir, que la verdad esté ahí fuera esperando ser descubierta, pero: ¿No sería mejor dejarla sin reclamar?… en la aldea global necesitamos virtudes de buena vecindad… nuestra prioridad es evitar el conflicto… la verdad amenaza la paz… (el relativismo) condena a los defensores de la verdad al status de un residuo sectario.
Peligrosa situación esta, que nos lleva a respetar en nombre de la convivencia (o de la cobardía o de la indiferencia), creencias y hábitos no respetables, entre ellas numerosas suras del Corán. No era precisamente un relativista el coronel colonial inglés que le dijo al brahmán que defendía el sati, el derecho a quemar viva a la esposa en la pira funeraria de su marido siguiendo la costumbre tradicional hindú: Mi nación tiene también una costumbre. Cuando los hombres queman a sus mujeres vivas los colgamos. Actuamos de acuerdo con nuestras costumbres nacionales.
Allam Bloom, un profesor de Universidad americano etiquetado en el habitual ejercicio de pereza intelectual, de casi fascista por sus colegas progresistas de los campus americanos, acotumbraba a plantear a sus alumnos justamente este problema del sati: ¿Qué haría usted si una mujer hindú es obligada etc etc.?. La respuesta de sus alumnos era para Bloom fácil de adivinar. Después de un silencio perplejo, el relativista alumno decía: En primer lugar los ingleses no tenían nada que hacer en la India…. No había segundo lugar y además la pregunta vale con o sin la presencia colonial inglesa como sigue valiendo hoy una pregunta semejante sobre la ablación del clítoris o el burka, pero para eso hay que partir de un “absoluto” no relativista: ninguna sociedad merece respeto sino cumple un programa mínimo que en occidente se conoce como derechos humanos.
De modo sorprendente pese a la similitud de sus ideas Del Aguila apenas menciona a Max Weber en su teoría del ciudadano impecable en sus dos variantes: el profeta impecable y el sacerdote (o intelectual) impecable, este último, propio de las sociedades democráticas de occidente. El intelectual impecable escribe del Águila, supone que los conflictos políticos son en cierto modo aparentes y siempre pueden solucionarse de manera adecuada encontrando la solución, (la receta), racionalmente correcta: un poco más de diálogo- (esto me suena)- un poco más de razón, un poco más de derecho bastan para resolverlo todo (el terrorismo vasco, el genocidio ruandés o la crisis serbia). Si estas sencillas cosas no se hacen, se debe sin duda a la mala voluntad del poder establecido…porque los conflictos políticos se producen por culpa de los poderosos y en realidad los que se oponen al poder (poco importa cuáles sean sus medios o sus fines) desafían a la autoridad y entran de lleno en lo que es legítimo y justo…la razón… está del lado de los que se oponen al poder…
Sobre todo si se trata de los Estados Unidos podríamos añadir pues ya se sabe, lo dice Pascal Bruckner, que un enemigo de los Estados Unidos, nunca puede ser malo del todo. Así, estos impecables exigen constantemente soluciones perfectas a los dilemas mas extremos: no a la guerra de Kosovo y no al exterminio de kosovares; no a la intervención en Bosnia y si a la intervención en Bosnia; paz sin ejércitos; solidaridad sin sacrificios; aumento de los gastos sociales y reducción de impuestos y todo ello acompañado generalmente de una ignorancia casi total de los problemas en cuestión.
Hay a este respecto un caso tan típico como antiguo al que además se le atribuye ser la fuente de todo lo que hoy ocurre en relación con el Islam: Israel. El enfervorizado defensor de los palestinos y enemigo mortal de Israel, es incapaz de relatar siquiera aproximadamente los avatares del territorio de Palestina en los últimos 4.000 mil años, desconoce la declaración Balfour, el informe Peel, el Sykes-Picot, el papel del Muftí de Jerusalem (pronazi, fundador de unas SS islámicas y tío de Arafat que aparece sonriente en las fotografías de la época en compañía de Hitler apoyando la “solución final”), la sucesión de hechos en ese territorio, la creación de Transjordania en la que se implanta de manera artificial al rey Abdullah, de una dinastía, la Hachemita de Arabia Saudí que había sido derrotada en las guerras tribales saudíes para gobernar una población formada en un 90 % de palestinos a los que Hussain, padre del rey Hussein, no tuvo reparo en masacrar matando a mas de 15.000 en un Septiembre Negro. Tambén ignoran que en el ataque que cinco naciones árabes lanzan sobre Israel el día de la proclamación de su independencia (y la de Palestina), siguiendo el mandato de la ONU, Israel apenas contaba con tres pequeñas franjas de territorio separadas entre si y en su mayor parte desérticas. Los 400 o 600.000 refugiados palestinos que abandonan esos territorios debido a la guerra iniciada por los árabes, siguen viviendo hoy en campamentos provisionales porque sus generosos y ricos vecinos también árabes se negaron a integrarlos o los expulsaron por haber llevado a sus países al caos como en el Líbano o Jordania. Los casi 500.000 judíos nunca mencionados, que fueron obligados a abandonar al mismo tiempo Egipto, Siria, Irak, Libia etc donde vivían desde hacía siglos, fueron acogidos en Israel donde se integraron sin dificultades. Es dificil hablar con gentes que ignoran todo, incluso la localización geográfica de Israel, sin que eso le preocupe lo más mínimo o repiten sin mencionar el otro lado, los antecedentes terrorristas de los dirigentes israelíes, que los hay, o se refieren a los niños palestinos “asesinados” por el ejército de Israel mientras los niños israelitas despedazados en un autobús por un terrorista suicida, simplemente han “resultado muertos”. Se ignora que en Israel hay dos lenguas oficiales, hebreo y árabe, que un millon de árabes tiene pasaporte israelí, que hay enseñanza gratuita en árabe, mezquitas subvencionadas, diputados y partidos árabes. El 2 de Agosto del 2004 The New York Times “informaba” que tres palestinos que supuestamente espiaban para Isrel habían “resultado muertos en Gaza”. El titular no hacía justicia a los hechos. Lo que había ocurrido es que los tres muertos estaban en una celda de la cárcel donde un policía arrojó una granada que mató a dos de ellos mientras que el herido superviviente que había sido trasladado a un hospital fue perseguido hasta allí y asesinado en el lugar sin que por supuesto mediara juicio ni condena previa de ningún tipo. Es una ignorancia deliberada que nada quiere saber de la complejidad de una situación de raices muy antiguas. El mismo discurso ignorante y simplificador se repite en no importa que problema: el Prestige (además de culpar al PP, que tuvo su culpa: ¿cuántas personas saben, supieron o recuerdan el nombre del armador del barco?, ¿cuántas dijeron en su momento “donde meterían ellos el barco”?, ¿cuántas pancartas en las manifestaciones eran contra los responsables del flete del barco?), las guerras de Irak, la globalización, el matrimonio o la adopción por homosexuales. Este último caso tiene su interés. Las encuestas oficiales dicen que 2/3 de los encuestados en España están a favor del matrimonio homosexual. Si la pregunta fuera, está usted a favor del: 1.- Matrimonio entre homosexuales; 2.- Contrato de Convivencia (con todos los derechos administrativos de cualquier otra pareja heterosexual) o 3.-Estoy en contra, la respuesta probablemente sería mayoritaria a favor de la segunda opción que es la única que establece la igualdad dentro de la diferencia, porque es evidente, que diferencias las hay. Pero no se formula así la pregunta que sólo deja dos opciones, blanca y negra, y las cosas complejas no toleran estas polaridades sino que exigen la gama de grises más completa de la que podamos disponer. En cuanto a la adopción: basta una pequeña encuesta artesana entre votantes PSOE para darse cuenta de su oposición o reticencia casi general.
En todos estos problemas tenemos que padecer la repetición de los rancios clichés del progresismo reaccionario. Son aquellos que durante años defendieron o no dijeron nada del muro de Berlin, los que ahora se escandalizan del muro de Israel cuando ha sido el Tribunal Superior de Justicia israelí, (esa democracia, imperfecta y a veces brutal en sus réplicas pero democracia), quien ha ordenado derribar parte de su trazado por denuncia de los palestinos afectados y que cuenta con la oposición interna de buena parte de los israelitas en lo que se refiere a su trazado invasor aunque provisional de tierras palestinas, pero que ha reducido en un 90% los atentados suicidas. Todavía hoy y por motivos semejantes y con aceptables resultados pacificadores, un muro separa las comunidades católicas y protestantes en Belfast, sin que nadie critique su existencia y muros semejantes se levantan en Ceuta, entre griegos y turcos en Chipre, entre las dos Coreas, entre Estados Unidos y Méjico, entre la India y Pakistán, o en el puerto holandés de Hoek von Holland para evitar que se fuguen los emigrantes ilegales allí encerrados. Son los que permanecieron callados ante la invasión de Afganistan por la Unión Soviética y el genocidio alli cometido, son los que no se acuerdan de los masivos asesinatos de Stalin, de Lenin, de Mao, de Pol Pot, los ahora pacifistas y respetuosos defensores de la no injerencia.
No se trata de negar la responsabilidad de Israel, de Bush o de quien sea (que sin duda la tienen y en alto grado), sino de evitar las inmensas ruedas de molino con las que una izquierda que hace años renunció al pensamiento, intenta imponer un pensamiento único, o unidimensional como lo llama Pedro Arias que en un giro irónico es justamente lo que suelen criticar en los demás10. Tiene razón Revel: la crítica más demoledora y más informada sobre Estados Unidos es… la que se hace en la prensa de Estados Unidos (a pesar del New York Times), ese país de gobernantes iletrados y estúpidos, donde se llevó a cabo la primera revolución (antes que la francesa), esa primera democracia que nunca conoció el fascismo, ni el nazismo, ni el marxismo-leninismo, esas invenciones de la culta Europa pero que tuvo que venir a resolver las desastrosas consecuencias de tales invenciones sin que los beneficiados se lo agradecieran. Los USA no son inocentes. Han hecho cosas que ofenden el decoro ético por muy blindado que esté, pero eso es una cuestión diferente a convertirlos en el satán todopoderoso y maligno capaz de explicar todo tipo de mal con solo invocarlo.
Es la hora de lo que Finkielkraut llama los grandes simplificadores, la hora de situar a los Estados Unidos e Israel en el mal absoluto, Busharon, no dejando espacio para una crítica minimamente informada que es substituída por clichés tan enfaticos como falsos y triviales. Es Chomsky un judío antiguo profesor de hebreo, prologando el libro de Faurisson que niega la existencia de los campos de exterminio nazis o dudando del genocidio de Pol-Pot. ¿Es este el gran pensador de la izquierda?. ¿Garantiza su talento en lingüística la suficiencia de sus incursiones políticas?. Y sin embargo y al mismo tiempo: ¿alguien más crítico con los Estados Unidos que este americano…?. Raymond Aron decía poco antes de su muerte, que lo que había provocado el odio de los Sartre y compañía, era el haber tenido razón antes que ellos, el haber denunciado el Gulag, el satalinismo en momentos en que la izquierda ciega cerraba filas negándose a ver lo evidente. Hoy es Sartre y no Aron o Camus el ensalzado.
Para que seguir. La mayoría de estos impecables intelectuales que suelen formar parte del Profesariado, es decir, del profesorado que entiende que su tarea es el adoctrinamiento más que la enseñanza, viven bajo el temor de que alguno de sus viejos compañeros de viaje pueda pensar que ya no son de izquierdas, que ya no comulgan diariamente con las ruedas de molino del progresismo reaccionario. Ni siquiera tienen en cuenta a compañeros de viaje como el norteamericano palestino recientemente fallecido Edward Said (por otra parte crítico radical de Israel y del experto en el Islam, Bernard Lewis o del Huntintong del “Choque de Civilizaciones”), que llamó al Arafat al que cantaron algunos de nuestros artistas en su ultima visita, nuestro Papa Doc, un recuerdo haitiano para este gobernante corrupto que evadió millones de euros de la ayuda europea para su pueblo o los utiliza armando a los terroristas palestinos, por parte de alguien al que no se le puede acusar precisamente de antipalestino.
La situación ha llegado a tal punto, que David Horowitz mantiene con otros resistentes, una página en Internet en la que se pide al gobierno americano que promulgue una ley que defienda el derecho a la libre expresión de las ideas en los campus norteamericanos, libre expresión de las ideas liberales o simplemente de las “ideas” no izquierdistas se entiende, ya que hoy, y es un caso real, es posible seguir un curso de doctorado sobre ¿Por qué Bush es un criminal de guerra? y no se permite por ser politicamente incorrecto, un curso sobre ¿Por qué Sadam Hussein es un criminal de guerra?.
Si hay algo irritante cuando se vive rodeado de colegas “impecables”, es la imposibilidad de discutir sobre no importa qué, más allá de los habituales y rancios clichés progresistas. Es intelectualmente insoportable el antiamericanismo sin fisuras de la izquierda (que por otra parte no vacila en frecuentar los USA y enviar a sus hijos a estudiar allí), el antisemitismo no menos inconsecuente (en Israel podrían vivir incluso fundar y ser diputados de un partido pro-árabe (en Palestina no durarían dos días), su castrismo impresentable (no su cubanismo que les exigiría defender para ese pueblo las mismas libertades que ellos disfrutan) y tantas otras militancias no menos rancias o al menos simplificadoras. Borges no recibió el Nobel, se dice, por haber aceptado una condecoración de Pinochet. Neruda con sus Odas a Stalin y García Marquez con su adoración por Castro, si recibieron la recompensa a su evidente mérito literario a pesar de sus alabanzas a estos tiranos. Si como es frecuente escuchar Aznar es un fascista y un autoritario, o un Ben Laden como lo califica el que antiguamente fue un periódico, “El País” ¿que son Hitler, Mussolini, Mao Stalin o Castro?. La nueva directora de la Biblioteca Nacional que substituye a Jon Juaristi, Rosa Regás ha dicho que su alegría con la marcha de Aznar fue mayor que la que le produjo el fin de Franco, desvelamiento muy de agradecer para saber quien es quien en estos tiempos de “guerrilla demagógica”donde es cada vez mas necesario no apoyar a los unos frente a los otros sino de reclamar seriedad en el análisis y en el empleo de los adjetivos. Fernando Gil y Paulo Tunhas, profesores de filosofía en Lisboa, Paris y Porto, publicaron el año pasado un libro “ejemplar” por su tono, por su capacidad de análisis, por su refutación de la constante desinformación, por su utilzación del concepto sartriano de mala-fé como herramienta para entender la ceguera de tantos y tantos intelectuales en referencia a estos problemas de la relación Occidente-Islam.
El problema no está entre izquierda y derecha, términos hoy que apenas significan nada. Cada uno de nosotros escribe Kolakowski, puede ser socialista, conservador y liberal; puede querer reducir las desigualdades, conservar las tradiciones y valorar la iniciativa y la competencia, alternativas hoy en día no excluyentes. Se trata de una cuestión de honradez intelectual con uno mismo, una cuestión de saber, de justicia y de matices. Hoy la situación exige esos matices y sin ellos no hay pensamiento digno de ese nombre.
Hay tragedia, escribió Pascal Bruckner refiriendose al conflicto árabe-palestino, cuando ambas partes tienen igualmente razón, pero eso es algo muy diferente a ser propalestino o ser projudío. Paciencia… y a no callarse aunque los “amigos” y los antiguos camaradas digan que “quien nos vió y quien nos ve”.
PD: Últimamente he decidido cobrarle a mis amigos progresistas el trabajo de “sparring”. Ofrezco un amplio catalogo de ideas liberales durante la comida a las que ellos pueden atacar grupalmente con los habituales clichés impecables fortaleciendo así sus ideas izquierdistas y su sentimiento de impecabilidad. Las tarifas son variables: liberal moderado (pagan la comida); liberal conservador (comida y Campillo Gran Reserva); antiguo izquierdista hoy escéptico o converso (comida y Petrus). Si se incluyen notas históricas, casi siempre obligadas dada la ignorancia del auditorio, se exige marisco en el menú. Tengo una lista de espera de seis meses… Estoy engordando…
1 comentario en “LOS IMPECABLES”
Resumiendo. Esos amigos, de los que usted habla, es posible que no tengan en la cabeza toda la Historia, eso es imposible, pero si pueden saberla, al instante, si quisieran, pero no quieren, no pueden o a saber qué… Ya lo sabían los intelectuales, como Sartre, hace muchos años, pero muchos y aún así, lo negaban una y otra vez. Qué no se sabrá hoy!! Pero lo que usted hace con ellos es dejarlos sin dioses ( porque eran, son, politeístas) y eso, no lo soportan. Ha intentado hablar con un creyente de la fe? ( qué será eso ), es imposible, no quieren ni saber, ni oir según qué cosas. Pues, creo, que esto es exactamente lo mismo. Intente no comer hablando de estos asuntos peliagudos. Su salud se lo agradecerá.