Como hace años que falto de mi ciudad de nacimiento no sé si en Pontevedra se mantiene el uso vestimentario con el que los pijos se adornaban en las noches de verano. Acostumbraban por entonces a llevar un jersey de amarillo pálido sobre los hombros con las mangas cruzadas sobre el pecho que a veces acompañaban de un pantalón de pinzas y zapatos náuticos. Su territorio habitual era el Parque de Verano del Casino cuando no estaban en un Sangenjo (por entonces era aún Sangenjo y para ellos sigue siéndolo) que todavía no había alcanzado la degradación urbanística que hoy lo define. Hoy, (las ciencias adelantan una barbaridad), , los efectos nocivos sobre el comportamiento que el uso prolongado de un jersey amarillo llevado de esa guisa produce en sus usuarios, como diría don Álvaro Cunqueiro, están muy estudiados. Al parecer, la brisa marina, sobre todo las del oeste y noroeste, al encontrarse con un jersey amarillo pálido llevado a la manera pija, hace que se desprendan de sus fibras unos vapores nocivos que al ser inevitablemente absorbidos por los portadores de la prenda, provocan cambios cognitivos y de comportamiento persistentes que se manifiestan a largo plazo. Entre los más relevantes y habituales se han confirmado, un incremento notable de la pusilanimidad, el olvido o ignorancia de la lengua del país, la preferencia en exclusiva por la lectura de la prensa deportiva (sólo los “santos”), la somnolencia ante la lectura de libros (incluso los juveniles) y la supresión de la “d” intervocálica en palabras como “Estao”, “llegao”. Es también frecuente que se comporten como aquel personaje de Leon Bloy que al llegar a casa y ver que estaban violando a su madre salió corriendo a buscar a un abogado para denunciar a los violadores. Es decir, mucho legislativo y una incapacidad notable para lo ejecutivo.
Este descubrimiento científico, descarta todas las teorías hasta ahora invocadas para explicar la presencia de estos síntomas sobre todo entre políticos. Determinantes ideológicos frecuentemente invocados como la pertenencia al eje conservador-derechona, origen de clase, intereses económicos, explicaciones marxistas o incluso, influencias del pajarito de Maduro, (para agudizar las contradicciones) pueden desecharse. Se sabe ahora, que son el jersey amarillo y la brisa los responsables.
Aunque por el momento no se dispone de remedio adecuado ni de vacuna, y falta conocer los efectos y mecanismos en el nivel molecular, sabemos al menos, gracias al avance de la ciencia, los motivos del hasta ahora incomprensible comportamiento de algunos de estos dirigentes políticos. Lo que no se sabe es si los actuales gobernantes piensan prohibir el uso de estos jerseys amarillos o fomentarán su uso. Al parecer, dados los elevados rendimientos en la vida política que parecen producir para los afectados por este mal, será su uso generalizado lo que se imponga ya que los beneficios individuales superan con mucho a los perjuicios que estos comportamientos provocan en los no políticos.