En Timón de Atenas, Shakespeare hace decir a Alcibiades: Anunciad a esta ciudad cobarde y lasciva, nuestra terrible llegada. El Ourense de El Disfraz de Chesi, no es cobarde, o tal vez si, habría que pensarlo, pero lasciva parece que si. Con todo, la anunciada llegada de Chesi no es terrible, es humorística y de algún modo quirúrgica ya que aplica un bisturí literario a ciertos espacios urbanos habitados por vidas desnortadas.
Pla decía que hay literatura de observación y literatura de imaginación. La suya era de observación y en eso era difícil de superar pero la prosa de Chesi es mixta. Transforma los pequeños detalles de la vida diaria que a todos o casi todos se nos escapan, en escenas e imágenes que hacen que la prosa de muchos de sus colegas parezca plana, aladrillada, carente como está de humor, de sobresaltos imaginativos, de esas epifanías que nos esperan a la vuelta de cada punto y cada coma en las novelas de Chesi. No hay nada parecido en la literatura del país y todos sabemos lo necesitado que está de estos manantiales por eso llevo tiempo intentando convencer a Chesi de que traduzca o escriba alguna de sus novelas al gallego con éxito limitado hasta ahora.
Esta novela continua Hasta Nunca o A Arañeira, porque aunque inédita y sin corregir, si hay versión galega de esa novela. En Hasta Nunca la malvada y sádica Marta Baudel, que reaparece en El Disfraz, encarga a Rábade Expósito, un olvidado y clandestino escritor de provincias, la biografía de un amigo poeta fallecido. Marta exige a Rábade Expósito el envío de los capítulos que este va escribiendo. La correspondencia crítica de la tal Marta, reduce la ya precaria autoestima de Rábade a la condición de palanganero literario de una casa de citas de tercera pero Rábade, con su arte marcial literario, derrota a la malvada que en El Disfraz en venganza, se dispone a destruir literariamente a Rábade con la ayuda de otro perjudicado, Antonio Randulfe, un propietario de ultramarinos al que también la biografía de Rábade cambió la vida.
Yo no sé si hay en esta historia una película posible pero anticipo que si la hay el casting tiene sus dificultades. Habrá que escoger con cuidado y delicadeza al agrimensor que mida y seleccione ciertas partes anatómicas extensibles que son relevantes en la historia, porque en estas cuestiones las exageraciones de pescador son la norma y la desconfianza se impone. ¿Sexo en Nueva York?…esta serie televisiva, (me consta que los guiones no son de Chesi y se nota), podría tener su versión orensana y mejorada en Sexo en Ourense, claro que sería engañoso suponer que esta novela es una candidata al premio de la desaparecida Sonrisa Vertical. Las cosas sexuales son aquí el recurso humorístico a través del que Chesi analiza sus temas recurrentes: soledades frías y calientes, existencias extraviadas en busca de su norte o las entretelas esperpentizadas del mundo editorial y en esos rumbos, Chesi es mejor que el mejor Henry Miller, que se toma demasiado en serio sus acoplamientos y humedades. Desprovistas de su contenido erótico, reducidas a sus formas, lo que aquí encontraremos es un catálogo de experiencias, sentimientos y relaciones propios de la vida cotidiana analizadas a través de personajes de ficción. ¿Alguien cree que no existe ninguna relación entre el acosador de camareras, Sr Strauss-Kahn y el gestor del FMI, Sr Strauss-Kahn…?. ¿No nos dicen nada sus hábitos de depredador sexual para entender sus hábitos de depredador monetario?… Hace años, cuando aún ejercía el oficio y frecuentaba de cuando en vez los congresos de la especialidad, conocí a un colega que tenía una técnica de ligar que alentaba la curiosidad del personal, forma magna como es sabido de la seducción. Llegada la hora de dormir este colega encendía en su habitación del hotel, una grabadora con gemidos propios de ciertos actos nocturnos, que programaba para que cada dos horas se activase y permitiera la escucha prolongada de esos sonidos en las habitaciones vecinas. Sin importar el sexo de sus ocupantes, el rumor se difundía por los pasillos y salas congresuales y nimbado por el aura de sus supuestas hazañas, con la curiosidad activada, no es difícil imaginar el curso de los acontecimientos. Recordé esta historia cuando leía esta novela de Chesi donde este personaje tendría un lugar apropiado. Tengo la intención de presentar algún día este individuo a Chesi, para que en alguna de sus futuras novelas le procure un castigo ejemplar por sus malas artes y su competencia desleal. Decir que este colega tuvo después sus problemas por plagiar los artículos científicos de otros colegas, no debería sorprendernos si sabemos de sus plagios eróticos.
En esta novela los usos sexuales de los diversos personajes reflejan irónicamente el catálogo de actitudes y opiniones que podemos observar entre la gente del común sobre asuntos cotidianos como la alianza de civilizaciones, la emigración, el Islam, el nacionalismo, la política, el matrimonio, los hijos, o la vida provinciana, eso si, sin “mensajes ni adoctrinamientos” . Aquí el sexo, es la continuidad de la conversación por otros medios o para decirlo con una media paráfrasis de Wittgenstein: cuando ya no se puede hablar, lo mejor es follar.¿Quién no se ha reído en solitario leyendo algunas de las escenas y diálogos de esta novela?. No es esta una novela para agelastos, palabra que Rabelais propone para aquellos que no saben reír, ni para los que carecen de ese sentimiento, el humor, que inventa Cervantes para la novela, humor que vuelve ambiguo todo lo que toca y tampoco es una novela para los lectores literales que ven el dedo y no la luna a la que el dedo señala .
Hoy se le poco y ese poco es a veces una lectura por emanación, que era como Juan Ramón Jiménez decía, que leía Rubén Darío, aunque el mismo reconocía, que muchos libros, más que leerlos, los espiaba, de modo que hay que pensar que los aquí convocados no padecemos esa nueva dolencia que podríamos llamar anolexia que de tan extendida ha pasado a ser una conducta normal. Yo al menos, en mis muchos de oficio, nunca he atendido a una madre ansiosa que me dijera: doctor, estoy preocupada por mi niño…no me lee nada. Esta anolexia es una variante de la anorexia en el terreno de la lectura. Estos pacientes “no tienen ganas de leer”, la lectura les aburre o les da asco. En los casos menos graves, se mantienen apenas con un titular diario del Marca, y ya saben en quien estoy pensando, y al contrario que en la anorexia, es menos frecuente en las mujeres, esas últimas lectoras mohicanas.
La lectura, se sabe, es un placer solitario y al menos antes, silencioso, dos condiciones que poca gente es hoy capaz de soportar. El silencio es para muchos jóvenes una agresión y la lectura, una obligación impuesta por otros. La idea de los libros como amigos y como placer es hoy rara y podemos considerarnos los aquí reunidos, convocados por esta prosa chiseante, una especie en peligro de extinción, pero con novelas como esta, la supervivencia, aunque sea minoritaria, está asegurada.
Espero que Chesi dentro de unos cuantos años no tenga que responder como lo hizo el escritor español de los años 20 que preguntado por un periodista sobre la actual situación de la literatura española dijo: Mal, muy mal…Cervantes muerto, Quevedo muerto y yo con 80 años.