Pertenezco a esa antigua especie de lectores de libros (de papel) así que cuando voy a la playa siempre me acompañan algunos de esos ejemplares impresos que, al parecer, como sus usuarios, están en vías de extinción. Uno de esos libros lo escribió, Simón Winchester, un geólogo inglés pasado al periodismo de viajes y divulgación científica. Trata de un asombroso e inquietante ser vivo al que observo con respeto desde la terraza: Atlantic, el Atlántico . Winchester no concede esa propiedad de la vida a mares como el Mar Negro, (está muerto), el Mar Rojo, (lleno de arena rojiza de los desiertos), el Mediterráneo (agonizante) o incluso los mares de Japón y del Coral, que aunque plácidos y hermosos, carecen de esa vitalidad que define al Atlántico. No sé que pensará del Índico o del Pacífico a los que menciona de pasada. Para Winchester, el Atlántico respira, se enfurece, ruge, se mueve incesantemente, y aunque la metáfora pueda parecer atrevida, tiene sentimientos. A veces es austero y hosco, otras, astuto y divertido pero, siempre poderoso e inquietante. Winchester asegura, y lo creo, que cruzó el Atlántico más de 500 veces, la mayoría en barco. Recorrió sus islas más alejadas desde las Faroe en el Atlántico Norte hasta la de Tristán da Cunha, en el Atlantico Sur, el lugar del mundo más alejado de cualquier otro lugar habitado. También visitó, era previsible, otras dos islas en medio del Atlantico Sur descubiertas en el siglo XVI por un marino ¡orensano!, (de Maceda), Xoàn de Novoa, las islas de la Ascensión y de Santa Helena, donde como es sabido, (supongo), murió exiliado Napoleón. Xoán de Novoa, que navegaba al servicio del rey de Portugal, tiene una pequeña isla con su nombre en el estrecho que separa Madagascar de Mozambique y bautizó una isla del Índico como Agalega. Tiene también, tratándose de una provincia sin mar, una insólita aunque merecida calle en Orense. Vale la pena abrir el Google Earth y buscar estas pequeñas islas para comprender la hazaña de Xoán de Novoa. Hoy, aquí en la abrigada ría de uros, ese ser vivo llamado Atlántico, está un poco agitado por un Nordés veraniego fuerte pero de confianza. Nada que ver con los vientos que tuvo que afrontar Xoán de Novoa. Un respeto para ambos, Novoa y el Atlántico. Digo…
QUEIRUGA III
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Santiago Lamas
Santiago Lamas
Artículos, ensayos, escritos varios, que merecen mucho la pena de adentrarse en lo que pare esta cabeza biblioteca. Santiago Lamas, gallego borroso, estudioso y perfeccionista hasta el finisterre extremo, nos exige un mínimo esfuerzo para comprenderlo, ¡faltaría más! ¡sobra menos!.
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