La diferencia entre Orwell y los actuales escritores de ciencia ficción radica en la voluntad.
El bien es el contrario del mal.
Las mascarillas que hoy tapan nuestras bocas y que muchas personas afirman que se nos han puesto a modo de bozal comenzaron a planearse en en la época en la que Orwell todavía estaba en activo.
La comprensión de un hecho en su totalidad, y queriendo aplicarle objetividad, amor al prójimo, dignidad, integridad y amor llevó a Orwell escribir 1984.
Orwell había dejado su trabajo y decidió retirarse. Y apartarse definitivamente del lugar donde se estaba fraguando la mayor amenaza para la libertad y los derechos del ser humano.
Nos encontramos actualmente viviendo lo que el inteligentísimo, responsable e íntegro Orwell nos dejó descrito en el libro de 1984.
Unas personas lo viven con mayor intensidad que otras.
Así desde hace más de 60 años existen personas en el mundo a las que sin ellos saberlo les han colocado Nanochips y RFID con la intención de modificar su personalidad y su estado de ánimo.
Quizás esta afirmación les parezca imposible pero es cierta.
Orwell se molestó en escribir 1984 porque si ustedes que están leyendo ahora mismo estas líneas la afirmación que yo acabo de hacer en el párrafo anterior les parece increíble imagínense a sus coetáneos.
Lo que él veía fue para él una preocupación mayor que choca frontalmente con sus valores y moral, hay que ser un genio para dejar un libro como 1984.
El mundo a día de hoy ha cambiado tanto como la tecnología y la nanotecnología que le permite a un grupito querer imponer su ideología por la fuerza y en varias partes del planeta o quizás como dice el guionista de Black Mirror : este año no hay serie porque el capítulo lo estamos escribiendo nosotros.
Y lo estamos escribiendo nosotros porque de repente nos han obligado a vivir en un mundo que está sometido a una tecnología y a una nanotecnología, esta última colocado en los cuerpos de las personas sin su permiso ni información, con el fin de facilitar la manipulación de cada uno de los seres humanos de tal manera a quitarles el libre albedrío, la intimidad, las posibilidades incluso la salud y la vida.
Muchos de los guionistas y escritores de futuro distópico actuales a diferencia de Orwell han caído en la tentación.
Y no solo viven permitiéndose el lujo de contar historias que el día de hoy suenan a ciencia-ficción para la parte del mundo “desarrollada” si no que se han convertido voluntariamente en cómplices de la censura, la realidad premonitorio comprobatoria, el abuso, el engaño, la mentira, el “ nuevo” racismo, la violación de la propiedad intelectual de otros, el acoso, el hostigamiento y la voluntad de dañar a todos los niveles a sus congéneres en individual o en masa llegando a la enfermedad mental o física o incluso a la muerte y todo esto debido a ese defecto en el alma que les impide diferenciar la vida real de las hojas o la página de ordenador en las que escriben un guion en las que si quieren pueden matar y resucitar el personaje.
Y quizás también debido a que ellos mismos son víctimas de las mismas armas que el resto de las personas del planeta a día de hoy.
Nos queda lejos China aquí.
Todos los ciudadanos chinos están sometidos a una cosa que se llama “ control mental y físico” . Último modelo de control de masas mediante el control individual de cada uno de los individuos que la componen, basado en el MK Ultra y el VK2.
Quizás otro día les desarrolle más extensamente esta aberración.
Hoy me preocupa comprobar que ni ustedes mismos se imaginan el nivel al que llega la censura y la coartación de libertades.
Que va mucho, mucho, mucho más allá de todo lo que ustedes se puedan imaginar.
Decía Paloma el otro día que no tenía donde poder encontrar cambio para tener disponible a la hora de pagar.
A día de hoy en Francia hace tres días que en las grandes cadenas y supermercados han prohibido pagar con dinero en efectivo.
Y hemos sido traídos hasta este punto porque en los últimos 60 años no quedan dentro de ese grupo de falsa bandera escritores como Orwell.
Capaces de dejar lo que encontraron inconcebible a cambio de nada.
Simplemente de acuerdo con sus principios y valores.
Sino que estas personas con toda seguridad psicotronizadas ( otro día les explicaré en qué consiste esto) realizan obras que a diferencia del resto no son fruto de su imaginación y llevan implícito la intención de dañar y se acompañan normalmente de una suculentas sumas de dinero en muchos casos comparables a los diamantes de sangre.
La única diferencia radica en la voluntad, pues a pesar de poder estar sometidos a psicotronía la voluntad de dejar de hacer un trabajo que les han encargado aún disponen de ella y al igual que Orwell y otros como yo estoy haciendo ahora mismo podrían luchar en la medida de sus posibilidades por un mundo más justo, pero se confunden manipulando hasta lo inimaginable y dejándose llevar por lo que con toda seguridad será la crónica de una muerte anunciada. Y colaboran en la escritura de un guion en el que el engaño mantenido es de tal magnitud que lleva a otros a los “protagonistas de la vida real “ y no de una novela a encontrarse con la ruina, el descrédito, La enfermedad e incluso la muerte.
Cuando uno se encuentra en un puesto privilegiado desde el que se puede tener una amplia visión del conjunto de factores que condicionan un problema global la responsabilidad debería ir de acuerdo a las características del puesto aunque solo fuera en honor a los valores de la institución para la que trabaja, pues estos están predefinidos de antemano.
Los valores y principios de las personas designadas para esos puestos se los imagina uno hasta que por insistencia demuestren lo contrario.
La cruda realidad de delitos hasta de categoría penal que esconden estos guionistas de la hecatombe mundial es enorme.
El motivo de escribir estas líneas es para decir que yo no estoy de acuerdo, que es más necesario que nunca y más urgente que nunca que estos guionistas se den cuenta de que solo tenemos una vida.
Y en la vida solo tenemos el presente.
Y que las decisiones del presente condicionan ( a veces gravemente ) el futuro.
Y que nunca fue una buena idea imponer a las personas las cosas por la fuerza.
Y que todo esto que acabo de decir que es de perogrullo resulta que existen guionistas a día de hoy y escritores que ni ayudados por la nanotecnología y la inteligencia artificial son capaces de diferenciar la vida real de la virtual, los derechos humanos de la inquisición, la salud de la enfermedad o la vida de la muerte y por supuesto no hacen nada por cambiar de actitud ellos personalmente de manera a poder parar esta maquinaria que se puso en marcha y nos está asfixiando con el único objetivo de mantener la ambición cruel, mortal, despiadada e ilimitada que hasta ahora les caracteriza a estos y a aquellos que también se benefician de ello.