Celebramos el nacimiento del hombre que revolucionó el mundo, el más progresista y el que sin dudarlo más ha influido en el pensamiento y en el desarrollo de los dos últimos milenios, cuya existencia no se pude dudar al día de hoy, a pesar del relativismo en el que vivimos que lo está intentando hacer, también al que más han odiado, odian y critican.
Nunca se llamó Dios, se refirió siempre cómo el “Hijo del hombre” que equivale a decir en arameo soy uno de vosotros. Eso es lo que siempre fue uno como nosotros. Un judío que defendió que todos somos hijos del mismo Dios, judíos y gentiles, iguales sea el sexo o raza que sea. Mensaje que pagó con la muerte de cruz. ¿Por qué se llega a negar su existencia y la de sus discípulos (“analfabetos” que tuvieron la osadía de expandir su mensaje por el mundo) ignorando a Cornelio Tácito que escribe cómo persiguieron a los cristianos, y Suetonio que reafirma a Tácito en sus escritos, Plinio el Joven, Flavio Josefo, por no citar el comunicado enviado por Poncio Pilatos a Roma, cómo era obligación para comunicar toda sentencia de muerte, e incluso en fuentes judías cómo el “Talmud” con varias alusiones a Jesús?.
¿Por qué molesta tanto el mensaje de Jesús?, se puede comprender por la actuación de muchos representantes de la Iglesia que se llegue criticarla, e incluso cómo sucede al odio, pero el mensaje que trasmite, que es el de Jesús, es todo lo contrario, en Mt 7,1-12 “No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá.…pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá, porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá … Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos”, todo un programa, y es solo una muestra pequeña de lo que dijo. El gran problema es que todo su mensaje va contra el relativismo imperante de claudicación ante los dogmas de la autodenominado progresía, que induce a la dictadura de lo políticamente correcto y traición a los principios y compromisos reales, pasando a los eufemísticamente denominados de “flexibilización”, que van en contra de la libertad y los derechos inviolables del ser humano sin excepciones.Al “sistema” su mensaje no le conviene.