Decir y hacer maat salva al hombre de la muerte.
Y ¿Qué es maat?
Maat es la ética por la que se rige el comportamiento del egipcio, es «actuar para quien actúa de manera tal que él actúe de nuevo» siendo la recompensa que «alguien actuará por ti y esto es la maat en el corazón del dios». Pero para actuar es fundamental recordar el pasado pues el actuar por los demás necesita de la memoria y «cuando la memoria social se desintegra, s decir el pasado no es recordado, las redes de solidaridad se descomponen y el mundo se vuelve inhóspito».
Así pues Maat es solidaridad, actuar por el prójimo haciendo (solidaridad activa), escuchando (solidaridad comunicativa) y dando (solidaridad intencional); Y Quien no hace es perezoso, quien no escucha ignorante y quien no da es avaro. Pereza, ignorancia y avaricia son los pecados capitales que impiden al egipcio integrarse pues, al quebrarse el orden establecido por el demiurgo al principio de los tiempos (maat), se conduce a la sociedad hacia el más absoluto de los caos, eso a lo que los egipcios llaman isfet.
Hacer / Decir
Actuar es no permanecer impasible, indiferente ante los males de la sociedad pues es tan culpable el ladrón como el que permite que roben o quien debiendo impartir justicia deja de actuar siendo ciego y sordo a las súplicas del agraviado. Pues « para ser justo no sólo no harás daño, sino que estorbarás que lo hagan; porque el no hacer daño no es justicia, sino desinterés por lo ajeno» decía San Martín de Braga haciéndose eco de las súplicas del Oasita elocuente, texto capital de la literatura egipcia.
Escuchar
La ignorancia no libra al hombre de su responsabilidad, el conocimiento penetra por los oídos y así se pronuncia el sabio Ptahhotep quien en su magnífica enseñanza dice «Escuchar es lo mejor de todo, es a causa de la escucha que el amor se vuelve perfecto» y el mismo sabio se expresa sobre el sordo «en cuanto al insensato que no escucha, no hay persona que actúe por él». No sólo el conocimiento penetra por el oído sino que el ejercicio de la escucha permite al hombre conocer los problemas de su prójimo volviéndolo sensible a sus necesidades. La sordera impide escuchar los problemas y hace al hombre insensible a la realidad social y por lo tanto incapaz de actuar.
Dar
«Yo di pan al que tenía hambre y vestidos a quien estaba desnudo. [Yo di] pasaje al naufrago y barca al que no la tenía». Esta es la letanía que con pequeñas modificaciones repiten las autobiografías funerarias desde el Reino Antiguo hasta Época Baja. El dar forma parte del comportamiento correcto egipcio pues nada de lo que el hombre tiene le pertenece y todo lo que posee «le ha sido dado».
Así pues maat es acción (hacer/decir, escuchar y dar) es solidaridad, pero solidaridad “sujeta” a la sociedad en la que se ejerce y por ello vertical e interesada. Vertical, por que va del poderoso al desfavorecido y no busca abolir la desigualdad sino paliar los efectos causados por las diferencias sociales; Interesada pues las buenas acciones del hombre no son gratuitas y tras ellas se oculta la mayor pretensión humana perdurar, la eternidad, ya que «el monumento de un hombre es su comportamiento» y este, el comportamiento, hace que «el nombre de un hombre perdure». En definitiva, tras la “ética” egipcia se enconde la búsqueda de la eternidad o «Le dur désir de durer».
Melias-Ourense 1 de enero de 2017
Mª Eugenia Muñoz Fdez.
(Para la redacción de estas líneas me he inspirado en los diferentes trabajos del profesor alemán Jan Assmann)