Yo me pregunto por qué, por qué no firma el colaborador lo que firmaría yo con sumo grado y plena satisfacción; las palabras potentes que hablan mejor del mundo que la realidad misma. De cronopios y ratas está el mundo lleno, si bien ratas muchas más porque mucho más se reproducen que la rebosante imaginaciones de Cortázar y demás. Pues bien, bajo mi firma ,aunque por ‘encima’ de la mía, la firma ‘el plantao’ que dice lo que a continuación sigue:
DE CRONOPIOS Y DE RATAS
La Gran Chafallada
Las Ratas se sientan a las mesas de las terrazas
/Recorren las cañerías /se instalan en los despachos
/inauguran exposiciones /son monolingües
en tres idiomas y el silencio. /Se enmascaran en decencia
en El Gran Periódico /se hacen selfies con palos de golf
al lado de un Artista de Talla Mundial.
/Se desplazan por las oscuras tuberías de las televisiones
/Roen los desperdicios que encuentran a su paso
/Son usura de famélica legión. /Valientes Hijas de Puta.
/Subidas a los púlpitos y a los capiteles,
/Sentadas en platós como doctores
De la Santa Madre Mierda /enarbolan Banderas y amenazan
Con el Caos si ellas faltan. /¡No nos caerá esa breva!
/Los Cronopios las escuchan con ira y con espanto
/Y barruntan un planeta desértico y hostil
Cuando mueran las Ratas. /Los Cronopios se acodan
En las barras de los bares
Y beben en tragos demorados licores de desesperanza.
/Las Ratas, mientras tanto, afilan los dientes de sus hocicos repugnantes
/Y roen sin tregua el delicado manjar de la Angustia.
/¡O Nosotras o el Caos! /Ésa es la Profecía que nos venden.
/Tenemos la Ciudad tomada por las Ratas.
/Tenemos el País tomado por las Ratas.
/Tenemos el Mundo tomado por las Ratas.
/Tenemos el Corazón tomado por las Ratas.
/Las Ratas diseñan la Ciudad,
/Las Ratas diseñan el País,
/Las Ratas diseñan el Mundo.
/Pero las Ratas no pueden diseñar nuestros corazones.
/Y los Cronopios las siguen alimentado día a día
/con papeletas que meten en urnas de metacrilato.
/Las Ratas engordan y arrastran la tripa pedante
Por las escaleras mecánicas /por los Puentes
/Por los Salones de Actos
/Por todos los Paraninfos sin decoro
/Orgullosas de ser Ratas.
/Los Cronopios temen a las Ratas
Pero su franciscano amor por los animales
Les impide exterminarlas. /Al final de la jornada
El Cronopio entra en su piso /se desviste despacio
Un tanto triste /y al meterse en la cama
Descubre de nuevo a la Rata que duerme con él
Día tras día /noche tras noche.
/Se mira en el espejo y llora un poco. /Y se insulta.
/La Epidemia sin fin se perpetúa.
/Y ya va siendo hora, me aconsejo,
De poner fin a una invasión tan larga
Y tan siniestra. /Nosotros, los cobardes Cronopios,
Al final blasfemamos en las barras de los bares
Y nos vamos acostumbrando heroicamente
A que las Ratas se reproduzcan en las perneras de los pantalones.
/Me pregunto hasta cuándo.
/Pero no sé la respuesta.
EL PIANTAO
2 comentarios en “”
Pues mira que Yo lo firmaría José María P. A.
Pues yo no lo firmaría. No es que esté mal escrito. Pero desprende un tufo a narcisismo moral que, sinceramente, tira para atrás. Ya empiezo a estar harto de ese maniqueísmo simplista que divide el mundo en cronopios y ratas (o en gente y casta, como se oye decir últimamente…) Cuando la retórica sustituye al análisis, las metáforas se limitan a repetir ad nauseam un montón de topicazos… En realidad, el poema no aporta nada. Y obvia lo esencial: que las ratas y los cronopios se parecen entre sí como dos gotas de agua. Mas aún: se retroalimentan.