Provocar. Agitar. Reírnos de nosotros mismos. Homenajear a distintos tipos, geniales, diferentes, originales, que vivieron hace un siglo. Trazar rumbo hacia sol u ocaso, extremos contrarios que responden a la contradicción propia tanto de uno mismo como del dadaísmo, pero siempre con el propósito de quien no va de éxito en éxito y tiro porque me toca, ni ganas de este tipo de éxito que al final nos mata, o acaso viene dado por cierto carácter mercenario que cuesta la renuncia al ser por la conquista de unos días a todo Instagram en Ibiza, por ejemplo, o por la tenencia de una alcaldía o una cara máquina sobre ruedas, o simple fama a fin de ver tu nombre en titular de algún periódico. Nada de esto se puede comparar a la jornada dadá que vislumbramos como un sueño en su centenario cumpleaños.Europa en guerra. Zurich el refugio. En la capital suiza un grupo de refugiados escapistas de las balas deciden montar el cabaret Voltaire para dar rienda suelta a nuevas propuestas que pusieran cabeza abajo lo ya conocido artísticamente y a los reconocidos gamberros de los tiros y la verborrea. Tan solo cinco meses duró abierto, ya sabemos lo que cuesta nadar contracorriente, pero cinco meses como cinco siglos para montar las bases del movimiento. Dadaísta. Precursor del surrealismo. De allí trajo Risco la idea del Volter de Tucho, esa tasca ourensana que tantos tratan de reivindicar cuando toca gestionar la historia cultural de nuestra ciudad pero que tan pocos siguen en su espíritu e idiosincrasia, porque ahí no había ayudas institucionales ni subvenciones públicas sino gente interesada en aprender del erudito que los lideraba, artistiñas que buscaban el pincel de un futuro de colores donde el gris andaba con la porra en el cinto.
Pues bien, nosotros vamos a insistir en la diferencia que supone hoy hacer cosas sin mirar al tendido del poder, más bien, al contrario, hacer de tal manera que el poder ni nos mire, en evitación también de su mal de ojo. Vamos a hacer una jornada el 04 de noviembre donde Ball, Tzara, Picabia, Ray, y tantos otros volverán a inspirar un Volter cercano, que será más ‘elcercano’ que ayer. Para ello contamos con la asistencia de más de cuarenta personas que no rinden cuentas normalmente más que a su conciencia, tan es así que no sabemos siquiera cuál va a ser el papel que cada uno protagonizará en ese día. Y mejor. Mucho mejor, por lo que tiene de sorpresa. Cantar ópera, pintar, recitar poemas sin ningún círculo limitador, ver documentales Arrabales o escuchar en directo a personas interesantes del mundo cultural español, amén de improvisaciones escultóricas, grafittis, hacer el pino, con jazz garantizado por Pablo Sax, y LAR, todo será posible en elcercano ese día. Ya pueden comprobar por qué somos distintos, pues nos da igual no ser los más ricos ni facturar como si estuviéramos en la Plaza Mayor regada continuamente por espectáculos gratis del Concello, el mismo que por ello discrimina injustamente resto de rincones de la ciudad; sin duda, más vale barrios sin música que con los watios altos para impedir el descanso de los más débiles, ancianos o enfermos; nos da igual cuando nos ponemos las pilas para organizar una jornada como ésta, dadá, para afrontar tanta sapiencia asnal.
Están todos los lectores de este artículo invitados a esta jornada que hemos convenido en llamar ‘La Gran Chafallada’ para así cubrirnos las espaldas de algún ‘gilipollas’ que tiene siempre algo que decirle al que hace algo pues él nunca en su gilipollez hará nada, y para indicar el camino a seguir en el veinte de Cardenal Quevedo. Sí, distintos, sin ningún tipo de duda, y sin duda alguna nada peores que los que van divinos de la muerte por la vida. Nos encanta esta fiesta porque aquí no hay prensa ni oropel para quien busca destacar porque sí, aquí se destaca porque no, no igual a sí. Vaya lío. Pero qué lío más lindo. Si no se entera de lo que he dicho, mejor, o peor si quisiera ser un poquito dadá por un día en lugar de guerrear en la soterrada tercera guerra mundial. Porque eso sí que no es dadá ni bueno para la humanidad. Y, para terminar, invitamos especialmente, además de a los lectores como dije antes, a los mayores enemigos de la libertad y el orden que no controla, a enemigos de la creatividad y el emprendimiento verdadero, porque pueden disfrutar al ver que otra vida es distinta, más literaria y artística, divertida, con el Volter de Zurich o Voltaire de Tucho. Ahora elcercano por un día quiere una taza de este caldo. Y lo va a tomar. Porque nos va la protesta.
Moncho Conde-Corbal (03/10/2016)