Aun partiendo de una premisa que considero irrefutable, como que el lenguaje es machista, voy a meterme en un jardín del que saldré escaldado pero ya a estas alturas del negocio, poco importa una diatriba más o menos. No sé si en este merengue llamado España el primer tontolculo que empleó la diferenciación de géneros fue Ibarretxe con aquello de “vascos y vascas”. Mal sabía el andoba que abría el melón que nos llevaría a la parafernalia actual donde, en aras de la corrección política, uno asiste asombrado a expresiones que causan vergüenza y estupor y, con frecuencia, risa. Ignoro si cuando alguien habla en Francia, en Estados Unidos, en Alemania y se dirige a un público compuesto por hombres y mujeres, emplea expresiones como “franceses y francesas” o “estadounidenses y estadounidensas” o “alemanes y alemanas” (o “vietnamitos y vietnamitas”, en caso de Vietnam). No lo sé. Pero en la televisión resulta común emplear giros como “queridos telespectadores y telespectadoras, espero que todos disfruten de este programa que hemos hecho pensando en vosotros”. ¡Alto ahí, carajo! Si se trata de ser correctos hasta el final, habría que manifestar lo siguiente: “Queridos telespectadores y queridas telespectadoras, espero que todos y todas ustedes disfruten de este programa que hemos hecho pensando en vosotros y en vosotras”. Puestos a ser audaces, hasta el final, con dos cojones (u ovarios). El caso es que hace unas semanas asistí a un entierro y en una tumba próxima al nicho en el que inhumaban al muerto, descubrí una lápida donde habían grabado “Recuerdo de tus sobrinos/as y de tus nietos/as”. ¡Toma ya! Deshilando el ovillo, uno puede llegar a la fúnebre conclusión de que alguien que fallezca a los 30 años y tenga padres y hermanos y cónyuge (o cónyuga) e hijos y demás familia, para ser políticamente correctos, la esquela debería albergar algo similar a esto: “Su apenado padre A, su apenada madre B, su esposa (o esposo) C, su hijo D, su hija E, su hermano F, su hermana G, su abuelo paterno H, su abuela paterna I, su abuelo materno J, su abuela materna K, su tío L, su tía M, su primo N, su prima O, su cuñado P, su cuñada Q, sus amigos y amigas, parientes y parientas y demás familiares etcétera” y así hasta agotar el parentesco, con lo cual la esquela ocuparía una página del periódico y un desembolso ruinoso para la familia del fallecido. La moda se está imponiendo; resulta cierto e incontestable, como dije al principio, que el lenguaje es machista: numerosos libros, desde la Biblia hasta el Quijote, por citar dos ejemplos señeros, para referirse a la raza humana hablan de “el hombre” pero existe un género (creo recordar que el epiceno) que abarca ambos sexos. Imagínense (lectores y lectoras) la retransmisión de la ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos (por ejemplo, en Madrid en el año 2088, pura ciencia-ficción): “Y ahí tienen desfilando a los atletas españoles y a las atletas españolas que en esta ocasión van uniformados y uniformadas con vestuario del modisto R; todos ellos y todas ellas están preparados y preparadas para conseguir metas que hasta ahora los olímpicos españoles y las olímpicas españolas nunca habían obtenido.” Uno se duerme antes de que el/la locutor/a acabe la frase. Y así, claro, la gentil Bibiana Aído inventa el neologismo “miembras” que, años después, Pedro Sánchez reivindica saleroso mientras se pasea por los escenarios embanderados de rojo y amarillo con la gracia de Mark Vanderloo si se escribe así en una pasarela de Milán o de Nueva York o de Londres y asigna a Antonio Machado una patria falaz como es Soria. En fin, que me ha salido un artículo así de airado y no tengo más que despedirme de todos y todas ustedes deseando que sean comprensivos y comprensivas conmigo ya que los considero y las considero como personas benévolas (y benévolos) para este señor que a veces se mete a emplear palabros y palabras sin que nadie lo invite. Después de pergeñar estas líneas, voy a beber un cervezo o una cerveza que aunque no lo merezco ni la merezca, el vicio (y la vicio) es el vicio (y la vicia). Muchas gracias, lector@s. Por cierto, el primer mandril que empleó la arroba para agrupar géneros, ¿ya está enjaulado o sigue en libertad?
1 comentario en “LO CORRECTO”
Nuestros mandatarios carecen de ideas propias y toman las ajenas con la ligereza de quien le importa un comino destrozar la gramática, la sociedad o la nación misma si ellos son los líderes que lo lleven a cabo…
Estamos pillados en el chantaje emocional del supuesto sexo débil…