Sin noticias del mundo, estás solo en tu isla, Robinson. Es la única manera de ser medianamente feliz hoy. Solo en tu isla, con algunos libros y sin que te llegue rastro alguno de lo que sucede ahí fuera. Si te acercas a la orilla verás que te rondan los tiburones pero no tengas miedo. Ellos muestran altivos su aleta de exterminio: los políticos, los mercaderes, los banqueros y algún que otro corsario hambriento que trata de invadir la paz de tu islita y degollarte porque piensa que en la isla se esconde el mapa de algún tesoro ignorando que el único tesoro que posees es tu soledad, tu silencio y esos libros que te ayudan a sobrellevar el infausto recuerdo de cuando vivías en eso tan lábil que denominan civilización y que no era sino una selva salvaje en la que, además de las bestias nombradas antes y que rodean tu isla, aprendiste palabras que te desasosegaron, palabras como subprime, prima de riesgo, preferentes, euríbor, ese lenguaje tétrico que sólo nos condujo a la ruina. Feliz tú, Robinson, solo en tu isla, con los libros, la paz y el silencio. En realidad, en este país, allá, en la península, tan lejos de tu isla, hay más de cinco millones de personas aisladas que son como tú robinsones pero ellos urbanos, en medio del tráfago diario y enloquecedor. Dale gracias a Defoe, Robinson, porque supo imaginar para ti la isla acogedora y descree de cualquier huella que un día aparezca en la playa porque será la huella de un corsario, un banquero un mercader, un político, alguien monstruoso que trata de robarte lo poco que has conseguido, los libros, la paz y el silencio. Tales son tus tesoros, humildes y escasos pero tesoros al fin. Y si algún barco se acerca intentando que regreses al lugar tenebroso del que has huido, resístete, mantente firme en tus principios, no transijas con sus martingalas, mándalos al infierno. Sé medianamente feliz en tu isla sin noticias del mundo, haz oídos sordos a los que tratan de convencerte para que regreses porque si cometieses el grave error de hacerlo, de reintegrarte a aquella selva miserable, perderías tus escasas pertenencias, tus libros y tu paz y tu silencio que son los únicos bienes que lograste traer a tu isla. Rodeada de monstruos, es cierto, pero resiste todo lo que puedas para estar en paz contigo mismo y a los tiburones y a los mercaderes y a los banqueros y a los políticos, desprécialos. Bebe el agua de las fuentes, lee, observa el cielo que ya no es un cielo protector sino una amenaza que quizá algún día se derrumbe sobre tu isla, Robinson, pero nadie podrá robarte el tiempo en el que fuiste feliz en tu islita, Robinson, con tus libros y tu silencio y tu paz.
ROBINSON CRUSOE
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CHESI
CHESI
José María Pérez Álvarez,"Chesi", escribió"Nembrot" y"Cabo de Hornos", novelas espléndidas y aplaudidas desde la crítica como alta literatura contemporánea española. Anteriormente,"Las Estaciones de la Muerte" y"Un montón de años tristes", suponen para los ourensanos una vivencia especial al situar su acción en la capital y el Liceo. Su última novela,"La Soledad de las Vocales", simplemente, ¡extraordinaria!
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