Encaje de bolillos (Emilia Landaluce en EL MUNDO)
El anciano húngaro no me había dirigido la palabra en las dos horas que llevábamos cenando juntos a orillas del lago Starnberg, en Baviera. Prost!, brindaba el padre del novio. Y él respondía blandiendo lacónico su copita de vino del Rhin. El mutismo le duró hasta después del baumkuchen [un bizcocho alemán esponjado pese a la mantequilla] y el segundo aguardiente. “Perdone, ¿qué haría usted si la mascase un león?”, me preguntó muy serio con