DOMINGO
Siempre me ha llamado la atención ese deseo de mucha gente de hacernos a los demás partícipes de sus momentos de entusiasmo, de sus alegrías domésticas en forma de quema de petardos que resuenan en mi cabeza como martillazos clavando la tapa de mi ataúd. Cualquier evento coloca a estos eventuales y platirrínicos familiares míos lejanos en un estado de frenesí tal que no encuentran otro medio de expansión, como la válvula loca de una olla exprés, que el hecho de reventarnos la testa a los demás con unos ruidos que por sí mismos no tienen la más mínima justificación. Estallan imperativos categóricos. Algunos, bajando del árbol, han sido jubilosos a las dos y veinte de esta madrugada. Desde un cumpleaños feliz al triunfo de la banda de forajidos de su pueblo en un concurso de resoplidos anales, desde un penalti malogrado por un hijo vernáculo de la peluquera localista a la victoria de unos malhechores en las elecciones a alcalde, son disculpas suficientes para hacer un digno homenaje a los inventores de la pólvora, los chinos que todo lo inventan. Con la pólvora los chinos crean dragones y nosotros sorderas, ahí está la diferencia entre la poesía lírica y la neurosis épica. Tal vez este gusto por molestar, con y como petardos, en nosotros españoles, sea un atavismo musulmán, una reminiscencia de esas carreras enloquecidas de jinetes y monturas a galope tendido, disparando trabucos al aire puro del desierto, con los caballos horrorizados intentando huir de la escena lo más deprisa posible. Los pintó muy bien Fortuny, muy vistosos y fieros. Pudiera ser que yo tenga ancestros menos aguerridos, gentes que en el silencio de las cuevas podían despertarse con hambre, el estómago vacío y sus borborigmos inapreciables excepto para el perro pastor, el sonido de la lluvia o un vendaval en la puerta de casa. Lo que nos quedaba de neandertales se va diluyendo en la trituradora ruidosa y febril de la sociedad actual, tan generosa con los sordos y los imbéciles. El homo sapiens cada vez es más ruidoso y menos sapiens.
MARTES
Hoy he ido a Correos a devolver un impreso de aviso de carta certificada que no era para mí pero que alguien, supongo que un cartero, había depositado en mi buzón. Además de exigir a los carteros algo que puede parecer superfluo como es saber leer, debería hacérseles saber que la finalidad de Correos es que las cartas y los paquetes lleguen al destinatario, que su existencia institucional centenaria no tiene como fin primordial la de pagarles una nómina a los que ahí trabajan y que el azar no es un método apropiado de entrega de misivas. En menos de dos meses me han desaparecido (utilizo intransitiva y alevosamente el verbo) una carta certificada y me han entregado el aviso de una carta certificada destinada a un extraño. Quizá el problema sea el significado de “certificado”. Pueda ser que lo que es certificado hoy no lo sea mañana. Todo es incierto, indeterminado e incertificado en este mundo, menos la Muerte. Por otra parte, yo sigo confiando ciegamente en los carteros jubilados.
Cosmopolítica ficción. Parece ser que hay un informe atrasado resucitado ahora en la República Alemana que viene a decir que Putiño quiere armar una guerra contra la OTAN allá por el año 2025. La cosa, aunque sea un informe de un espía sonámbulo, no pinta bien. Hay algunos políticos nuestros, –no me refiero cuando digo nuestros, claro, a un tipo de propiedad intelectual–, que andan por ahí triscando en las butacas de varios parlamentos nacionales y autonómicos, a los que les gustaría ser definitivamente polacos de oficio, y no solo de beneficio como ahora, y que los demás fuésemos también polacos pero un poco menos que ellos, unos polacos maquetos botifleres, para ser invadidos por los rusos.
MIÉRCOLES
He quedado muy contento al saber que un teniente coronel se ha desatado a cantar en un acto en el que estaba su jefa la ministra de Defensa Propia, (defensa propia es uno de los atenuantes más socorridos a la hora de defender el propio patrimonio frente a los asaltos de la honradez). Bueno, pues eso, un teniente coronel ha cantado con cariño igual que otros cantamos con el sudor de pies. Yo no sé qué rango y longitud militar tiene un teniente coronel porque no hice la mili, quedé exento por “sicología desviada en el punto de vista”, es decir que podía pegarle un tiro a mis propios compañeros soldados de promoción. A lo mejor un teniente coronel tiene un rango inmediatamente inferior al de una tenienta coronela, y de esas si sé cuánto mandan en plaza, hoy pollo, mañana jureles. Pero ya digo, he quedado muy contento porque si un teniente coronel es capaz de cantar a capela delante de una ministra y cía s.l. con ese desparpajo, quiere decir que le puede descerrajar un bombazo a los enemigos de nuestra Patria con un descaro absoluto y sin pedir disculpas previas. Con un par de tenientes coroneles tenemos bastante para defender esta Nación que cada vez es más pequeña porque encoge con la humedad. Yo, a este hombre aguerrido y simpático le recomendaría que en el caso de guerra desafinase un poco más para que los enemigos huyan despavoridos. De todas formas aún estamos lejos de ser una potencia militar de primer orden, Rusia cuenta con los Coros del Ejército Rojo, vaya tíos, qué potencia nuclear musical.
JUEVES
Si usted tiene problemas en casa y ve que se le hace difícil solucionarlos lo mejor que puede hacer es llamar en su ayuda al vecino del quinto. El vecino del quinto soy yo. Lo primero que hago siempre es darle unas fretas de alcohol alcanforado a la esposa, es a lo más que llego. Después los convoco a ambos cónyuges en la sala de estar, nos pedimos unos camarones y unas cervecitas frías y ya les digo lo que tienen que hacer para que la felicidad vuelva a esa santa casa en la que hasta ahora habían sido tan dichosos, con sus desavenencias propias de un matrimonio joven de cuarenta años de soportarse, pero eran tan felices… Primero escucho las quejas y después les cobro una pasta gansa concreta, aunque mis soluciones son difusas y sirven tanto para matrimonios vietnamitas como para conflictos amorosos en el desierto del Kalahari, pero los resultados son apabullantes, sirven tanto para darle la razón al marido, digamos la parte contratante de la primera parte, como a la esposa, digamos la parte contratante de la segunda parte. Me llaman la Comisión de Venecia del barrio, no sé por qué. Creo que ha sido algún malicioso el que así ha motejado mis servicios filantrópicos, –¿qué pueden tener de parecido dos instituciones tan diferentes?–, pero ya se sabe que la gente, cuando a uno le van bien las cosas, comienza una sorda labor de zapa en el prestigio de cualquier inocente. Y es que últimamente mis encargos han crecido como la espuma del bote de afeitar, los conflictos en esta parte de la ciudad se han multiplicado y he tenido que aumentar mi plantilla y he puesto una Oficina Europea de Resolución de Conflictos Domésticos españoles en el Bajo A de este edificio, subvencionada por los fondos nexgeneration para la diplomacia. Tías que se llevan mal con sobrinos, peleas a gritos entre dueños de perros de distinto tamaño por la ocupación del lugar de micción de los chuchos, ocupaciones con nocturnidad del lugar de postulación de limosnas a la salida de la misa de doce, ruidos en los pisos por mudanzas perpetuas y prostitución encubierta, aparcamientos inverosímiles a la entrada de garajes que funcionan como fumaderos de hachís. Ciudadanos, en fin, incapaces de razonar, incapaces de hablar con coherencia, incapaces de no robar a su prójimo a las primeras de cambio, acuden a mi departamento como último recurso para solucionar sus desavenencias. Gente que necesita un empujoncito para volver a entenderse entre ellos como en los albores de la humanidad pre diluviana, creyendo que alguien de fuera puede ver mejor y más lejos.
SÁBADO
Los partidos políticos son una gran agencia de colocación para familia y otros allegados. Los “primos” lejanos somos los ciudadanos. Es el caciquismo de la Restauración decimonónica 5G. Hoy tú, mañana yo. Abrir la caja de los truenos, pero solo la puntita puede traer nefastas consecuencias porque de la caja de los truenos se puede escapar un vendaval que arrastre a los osados. Si se quiere pescar buenos peixes hay que mojar el culo y si se quiere pescar a la mujer del Cesar hay que meterse descalzo en la caja de los truenos, que está llena de serpientes. Si después de cuarenta años campando por aquí y por allá, tripartito arriba, tripartito abajo, colocando familia hasta décimo grado, poniendo hermanos de la costa y hermanas filibusteras, parientes piratas con las patas de palo y el parche en el ojo, en lugares de jugosos emolumentos, no se puede pensar que los otros patrones, que hacen lo mismo en otros lugares, sean más tontos que tú y ni cuenta se den. Por eso es tan peligroso abrir esa caja, se pueden escapar todos los gatunos arañando a su paso. Así que la solución va a ser volver a bajar la tapa y hoy paz y mañana gloria. No se han puesto de acuerdo para la renovación de CGPJ pero tengo bien seguro que el pacto de no agresión por Nuestras Mujercitas se va a firmar entre Molotov y Ribentrop más pronto que tarde.