1.Hay un cuento de Borges en el que se cuenta que cuando dos teólogos enemigos llegaron al cielo Dios no los diferenció y le vinieron a parecer una misma y único alma. En su recorrido terrenal aquellos hombres habían utilizado cada uno sus triquiñuelas retóricas contra sectas heréticas provocando no pocos degüellos y hogueras homicidas entre los fanáticos correspondientes. La acusación de uno provocó la ejecución del otro. La Muerte acabó con la controversia, tan sabia la Muerte. Con los políticos, Dios tampoco distingue más que una masa informe de crema de cacahuete y aspecto de mermelada de perro, a la que indefectiblemente envía al Infierno a que trabajen de temporeros sirviendo de grasa para los motores diésel del Diablo, mientras purgan sus desmanes. Millones de lustros después, millón arriba o abajo, regresan al Paraíso de los creyentes a trabajar algo, sulfatando las Viñas del Señor. A alguno hay que explicarle que a veces el vino también se hace de uva. A la mayoría ni se les deja probar la ambrosía porque llegan con el hígado tocado por tantas celebraciones y mesas de trabajo de la última legislatura, que ya dura cuarenta años. Cuando entran por la puerta giratoria, Gabriel, guardia civil retirado, que es el jefe de la empresa privada concesionaria de la seguridad celestial, les hace vaciarse los bolsillos para pasar bajo el detector. A la puerta del Paraíso hay una montaña de oro y maletines que se le pasó por alto al Dante en su famoso itinerario: bolsas de basura con billetes de quinientos, piscinas con chalet, helipuertos, cuentas en Gibraltar, libretas de ahorro de las cuatro abuelas y múltiples cuñaos, maseratis en el garaje de la puta de turno, diademas de diamantes para las muñecas peponas, pensiones vitalicias, rolex, pluses por asistencia a plenos, dietas para engordar, cuadros de Miró frente al espejo del váter, ahorritos por discursos en tertulias varias PVP (precio de venta al público)… nada de eso sirve para nada Allá Dentro. Los rapan a cero, les dejan pasar el meiba tanga y unas chancletas y les dan ración doble de pastilla de jabón anti roña para entrar en las duchas.
2.Los teólogos nacionalistas, con sus argumentos de alfalfa son capaces de predicar al mismo tiempo la condición divina de la Nación y la Santísima Trinidad de la Patria, nación de naciones, la consustanciación de la Aduana y la hermandad mundial de los Pueblos Oprimidos Sin Idiosincrasia. Cuando llegan rebotados al Infierno, el Demonio ni siquiera los separa por grupos, le parecen todos iguales, los larga juntos a sachar patatas, con los monótonos, los aburrianos, los adopcionistas, los maniqueistas, los futbolaristas, los globalistas, los naturopapistas, los tarotistas, los vegetanimalistas, los buenistas, los pactistas, los hiperrealistas, los influenceristas, los tertulianistas, los motoristas, los asociacionistas, los decorativistas, los discursionistas de la ONU……a que se soporten entre ellos.
3.Cuando hay un asunto de actualidad rabiosa sin vacuna, en el que tengo alguna duda a la hora de parir una opinión, poseo un método infalible para decantarme por uno u otro argumento y saber de qué lado ponerme y no hacer el ridículo: espero a que se pronuncien los obispos y cardenales morados y escojo siempre la posición contraria a la de ellos. No falla. Que los obispos catalanes y vascos de la Iglesia de los Pobres Ricos Catalanes and Vascos están a favor de los indultos a los independentistas, pues entonces indefectiblemente la razón acompaña a los que defienden que sigan en prisión y yo me pongo de su lado así sean los mismos que indultaron en sus tiempos a los de Terra Lliure y ETA. Que están en contra de la nueva ley de educación, entonces pienso que esa ley no debe ser tan mala como me parecía a mí; si están a favor de las inmatriculaciones exprés, me voy al notario a confesarme…
Cuando algún obispo de Solsona, o de la Seo Urgell, de Mataró, de San Sebastián aseteado ( rezo mucho por Setién), de Villafranca del Penedés; algún prior de Montserrat, de Loyola, de san Feliu de Guixols, del Nou Camp, de San Mamés, va a dar el viático a un político independentista de misa diaria y reclinatorio privado, que se decide a morir de viejo y no en el martirio estatal, entre los murmullos musitados de las mágicas palabras del Libro de los Muertos, depositadas a golpe de hisopo sobre el cuerpo de la momia puesta de perfil, el prelado desliza un consejo en forma de galletita china: “hijo mio, cuando te encuentres con Dios cara a cara tú dile que has sido buen catalán, y que vas de mi parte”. Lo que no saben estos hombres de negro traje y alzacuello de Papada, y que sin embargo sé yo de fuentes fidedignas, es que casi siempre Dios está jugando al golf, y el que atiende es San Pedro, que manda a estas almas cándidas a una cama redonda de negociación de sexo duro en la que por toda la eternidad estarán discutiendo entre ellos con ellos mismos, sobre la autodeterminación de los pueblos racistas, los métodos anticonceptivos ecológicos y los látigos y consoladores de siete puntas. San Pedro no tiene ni un gramo de condescendencia con las orejas derechas y las orejas izquierdas, todas le parecen iguales. En el balance diario que manda a su Jefe hace cuadrar al céntimo el debe y el haber de teólogos sordos y teólogos tuertos.