¡Valiente edredón
de palabra vana!
-Carmen Martín Gaite-
Esta mañana, mientras aguardaba turno en la oficina bancaria, entretuve la espera ojeando una de esas revistas gratuitas y locales que de vez en cuando aparecen distribuidas por distintos locales públicos y que vete tú a saber quién las hace y por qué. La revista dedicaba la portada y sus primeras páginas a esa opción tan en boga hoy en día en el mercado laboral, reinventarse, y daba cuenta de unos cuantos ejemplos de universitarias y profesionales cualificadas que decidieron montar pequeños negocios ajenos a los estudios que habían realizado: ahora mismo sólo recuerdo a cuatro licenciadas en Geografía, Filología y Psicología reconvertidas en dueñas de una tienda de artesanía, una pescadería gourmet y un taller de costura y tienda vintage. ¡Vaya por Dios! Y uno que creía, en su ignorancia, que lo lógico y lo sensato es trabajar en algo relacionado con lo que sabes… Cuando poco después me acerco hasta la oficina del paro a pasar la revisión trimestral y veo las caritas entristecidas de las personas que llenan el local, me pregunto si estarán así porque no saben reinventarse. Yo, desde luego, ni sé ni quiero. Pienso que bastante trabajo tengo con no caer en la tentación de creer que la solución está en el lado opuesto, en ser uno mismo. Y por si acaso recito en silencio aquellos versos de Álvaro Mutis: «A la vuelta de la esquina / te seguirá esperando vanamente / ése que no fuiste, ése que murió / de tanto ser tú mismo lo que eres».