Ás veces, as estadísticas son clarificadoras. Xa sabía que fóramos poucos, dos españoliños que andamos agora niso que chaman madurez (55-65 anos), os que tivemos a sorte de estudar o bacharelato. Segundo o artigo que publicou o luns (21/10/2013) en El País José María Maravall (“Recetas ideológicas rancias”), só o 18 %. Creo lembrar que fai anos lera un traballo de ciencia política no que se afirmaba que as persoas con só estudos primarios non son quen de comprender un discurso político un chisco complexo. Copio dous parágrafos do artigo de Maravall que me parecen interesantes:
«Los resultados de la enseñanza no universitaria en España son parecidos a los de Italia, Estados Unidos o Francia. Con problemas importantes, sin duda. Uno muy específico de España: las distintas tasas de escolarización de padres e hijos. Solo un 18% de los españoles entre 55 y 65 años cursó la enseñanza secundaria superior, frente a un 41% de media en la OCDE (OCDE Skills Outlook 2013). Ese es el legado del pasado: con la democracia las cosas empezaron a cambiar. En 2010 la esperanza de vida escolar pasó a ser de 17,2 años, superando las de Francia, Italia o Reino Unido. Y un 94% de los jóvenes de 16 años estaba escolarizado (datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, 2011). El desfase educativo entre generaciones es muy superior al de cualquier otro país de la OCDE».
«Las pruebas de competencia educativa que realiza la OCDE reflejan esa diferencia y muestran la inmensa influencia de la escolarización de los padres sobre el rendimiento escolar de los hijos. Un 69% de los estudiantes proceden de familias en las que ninguno de los padres tiene enseñanza secundaria superior; cuando sí la tienen, los resultados son mejores que en Estados Unidos, Austria, Italia o Francia. Por tanto, luchar contra el fracaso escolar requiere dedicar más recursos a estudiantes procedentes de familias desfavorecidas y con bajo nivel educativo. Por el contrario, se están reduciendo