De la nueva directora de TVE que hable el socialista, porque la profesional no había tenido ningún reconocimiento para el nombramiento, puro interés político made in Sánchez; al igual que el fiscal general, o el presi del Tribunal Constitucional, o cantidad de personas con cargos en empresas publicas y organismos cuyo mérito único y vergonzante para ocupar el puesto es ser militante del partido gobernante, ya nada sorprende en un estilo de gobierno que deja mucho que desear. Mucho parte del desear es el sentimiento responsable, desde el origen de los tiempos, de la caída de cargos que controlan lo político y se pierden por un detalle provocado por su impulso más humano, o el sexo. Ahora especulo, claro, porque no llegué a hablar con José Manuel Baltar acerca del asunto que le está tocando la vaina,y se la toca bien, pero es que va a tener que responder próximamente en juicio público al Tribunal Supremo de un exceso de velocidad que no se explica sino por un asunto de faldas, las de una amiga a la que iba a ver con más ganas que provocaría el mal consejo de las prisas; lo que no pudo ningún asunto político por si mismo y por muy delicado lo logró una multa por pasión, pienso yo, y es que estas Mata Hari existen cuando tocan el corazón de alguien. Es el caso también de Sánchez, o tal vez no, porque con Sánchez da la impresión que no se cumple el aforismo al respecto, pero sí, porque tiene que estar muy preocupado con el asunto de Begoña y sus negocios, y aquí volveríamos a coincidir en que es el amor a una mujer lo que nos pierde. Pero, hete aquí que en el otro sexo también funciona, léase Ayuso, que está lidiando en su puesto de jefa y alternativa pepera en asunto turbio porque un tal Alberto se cruzó en su vida. Hay que cuidar que la pasión no desborde tanto que ponga en aprietos a la razón y el cargo subsiguiente. En los tres asuntos no hay fallo, son lo que son, pero habrá que esperar otro fallo judicial para saber la verdad del encoñamiento.
- Sección: Noticias
- Publicado el 27 marzo 2024
- Por Moncho
Las/los Mata Hari; o Baltar, Sánchez y Ayuso
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