Cuado me acuesto en la cama al final del día, tan al límite de las 24 horas que normalmente me coge escribiendo el día siguiente, navego por páginas de algunos diarios digitales buscando esa inspiración para reflexionar un poco en esta ventana abierta que es la página. Ojeo y escojo el que comento. Dudaba hoy sobre el prófugo que llega a anunciar su candidatura a presidente de la Generalitat cual si fuera un héroe y no huyera por la puerta de atrás, la puerta del maletero, dejando a los demás a puntito de caramelo de cárcel. El cobarde se lo montó cojonudamente, con casa y dinero a costa del contribuyente y se presenta a vanagloriarse de cómo ha sucumbido el gobierno español a toda su fuerza. Y cabreados todos los que no militamos en el partido del presidente de gobierno que le ha hecho la fiesta. Pues no, no lo voy a celebrar, ni de coñas, sino todo lo contrario, y únicamente me cabe manifestar que no se puede caer tan bajo como anda por los suelos el presidente de gobierno sin importarle aparentemente por tratarse de suelos monclovitas. Pero decía que escojo de entre varias cosas que a mí me interesan cuando las leo o suceden, para comentarla aquí, y hoy he comenzado por el simplón Puigdemont cuando realmente lo que deseaba destacar del día es la conferencia que nos ha dado en elcercano David Martínez, gran amigo y muy buena persona. Hoy les interesó el tema a una quincena de personas, que es todo un éxito, porque lo habitual es que ni eso, pero no aquí, en elcercano, sino en cualquier sitio. Lean el libro “Una filosofía de la resistencia” de Carlos Javier González Serrano y comprenderán porque la asistencia a cosas que nos hacen pensar es muy pequeña. Pero no importa, lo que importa es la charla que dio David y como atrapó el interés de los asistentes. Por cierto, una sorpresa alegre ver por nuestros predios a Ángel Carreño y escuchar con atención a David. Muy bien la conferencia y el conferenciante, mucho mejor que el viajero del Falcon y el inquilino en Bélgica.
Me quedaba lo que puso a huevo el difamante que se inventó una mordida que afectaba a Eva Cárdenas pero que es incapaz, al mismo tiempo, de cuestionarse a Begoña cuando hay datos de sobra para que las dudas sobre su honestidad sean ciertas. Entre Eva y Begoña no hay color, me quedo con la primera en cuánto a infundadas sospechas, pues se levantaba ya una pasta en Zara Home cuando ni siquiera, creo, conocía a Núñez. Pero no sigo porque esta tinta me la conozco y me aburre, que sigan queriendo salvar el culo que, definitivamente y tarde o temprano, está pedido, a mi entender.