Ni me había fijado pero alguien cercano me lo dijo y salí a verlo para creérmelo: unas letras escritas en otras letras del CAFÉ que figura en el letrero discreto que pusimos hacia la calle para informar que puede usted entrar, señora o caballero, a un local que a pocas personas puede no gustar. Un imbécil pasó por nuestro lado para escribir FACHA en la letra C y JÁCOME NO en la É acentuada. Quiero pensar que no ha sido nadie de un periódico local, pues por ahí me cancelaron hace tiempo por insumiso a su poder y no adscribirme al otro y emergente de Jácome, pero como si tal para ellos. Pero no creo, porque en el fondo no son malos muchachos sino pésimos profesionales de la información, bien porque no la dan cuando no les conviene o la dan sesgada cuando quieren doblar el espinazo del que se resiste a su complejo de superioridad. Aquí anda un imbécil suelto, que además es cobarde, porque escribe la nota escondiendo la mano. Lo que hay que decirle a éste, o ésta, éstos o éstas, es que si los sorprendemos algún día haciendo el caneco en nuestra propiedad que se atengan a las consecuencias; no, nadie se imagine que estoy sugiriendo un trabuco, porque hoy el mejor remedio para acabar con el abuso o daño intencionado de estos tontos es hacerle una buena fotografía donde se reconozca su identidad y exponerla en las redes para que algún vecino del susodicho cante y cuente quien es el individuo; después, ya es cuestión de valorar como hacerle comprender que ya no es un chiquillo de diez años como para jugar sin darse cuenta con las cosas de los demás, sobre todo cuando el juego es de destrucción ajena. La vergüenza, a veces, cuando tiene que afrontar una mala experiencia, sufre mucho más que el miedo, pero si no es así, una penita-pena por sinvergüenza, cualquiera que sea, vendría bien a un futuro sin tontos callejeros. Y me pregunto yo, ¿por qué llaman facha a elcercano o a Jácome, cuando ni uno ni otro lo somos, creo yo?; que Jácome se defienda a sí mismo como quiera, que ya es mayorcito y sabe bien lo que hace, pero nosotros al menos no atacamos al que no piensa como ídem procurando ningún daño en sus bienes, lo contrario del que lo llama, o lo escribe como es el caso, que sí actúa contra la voluntad del prójimo porque la suya estará de capa caída; ya ha salido otra vez algún tipo de complejo. Mañana habrá que limpiar con rotulador blanco las letras sobrantes, pero si vuelve y nos enterásemos de quien juega a hacer el tonto de tal manera borraríamos también su paso por el cercano a diez metros a la redonda. Es lo que procede. A lo mejor le jode a más de uno que sigamos aquí, que no hayamos quebrado y podamos seguir juntándonos y hablando de cosas importantes hasta la discusión más vehemente pero que no ofende a nadie. Quizás sea la envidia, con más boletos que cualquier otro pecado capital para ser mortal, la responsable indirecta del escriba de hoy, pero da igual, tampoco vamos a darle más importancia, Sancho, que se siente que algo cabalgamos. Pero, sin duda no nos conocen bien. Y qué pena con lo que necesitamos a los clientes y con lo que queremos a las personas de bien que razonan sus argumentos con la palabra. Hasta otra ocasión, tonto laba, pero que no te cojamos en las patatas.
- Sección: Noticias
- Publicado el 7 marzo 2024
- Por Moncho
Imbéciles y cobardes ¿no les parece?
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