Ir al Parque de la Alameda es sentir que nos falta algo a los ourensanos. Un buen día, de esto hace ya casi cinco años, nos plantaron una nave provisional en medio de ella, quitándonos la vista, los paseos por el medio de ella, e incluso cambiando de sitio a esta ninfa que Luis Borrajo hizo en su día para que luciera, precisamente no donde ahora. Yo no sé muy bien cuáles son las dificultades últimas que hay que sortear para que, de una vez, se vaya la Plaza de Abastos de esta nave a ocupar el edificio que ya quisieran para sí otros puestos de venta con las condiciones que actualmente los privilegian. No lo sé, por ejemplo si el plan funcional que se pide está o no hecho, no sé si hay boicot por parte de algunos placeros que nunca vendieron tanto como ahora, en esta nueva ubicación, pero lo que sí sé es que una Alamedad como ésta no puede seguir siendo sisada al conjunto de la población. Es precisamente en esta Alameda donde pueden ubicar esos conciertos que se celebran en la calle o plaza Mayor, pues allí, de siempre estuvieron barracas y coches de choque cuando eran las fiestas patronales que los jóvenes disfrutábamos sin botellón pero, creo, que con más ilusión y ganas de las que lo hacen los de ahora. Lo que sí sé también, es que es patético venir a esta en la Alameda y encontrarse paredes de nave provisional en lugar de un horizonte abierto.