No es nada nuevo escuchar o ver cada día como pequeños e incluso grandes negocios echan el cierre por mor del gasto disparado por la luz, amén de general inflación. Pero es que no es normal que cuando pagabas mensualmente de media 200 euros de recibo de luz te llegue al mes siguiente otro recibo que duplica su precio. Es el caso de elcercano, modesto negocio que factura lo mínimo para mantenerse y cuyo propósito nunca fue el lucro aunque sí no endeudarse. Cuando la economía no tiene demasiados márgenes para sostener el gasto disparatado que supone el incremento actual de las mercancías básicas y servicios, una de dos, o tienes unas reservas ahorradas en mejores tiempos, cual es el caso de elcercano, o aguantas hasta quedar exhausto de una carrera que no tiene meta y sucumbes al desanimo cerrando y pasando a engrosar las listas del paro. Esta factura de la luz es simple interruptor que abre los ojos de cualquiera que no tiene que soportar directamente este gasto, bien porque es asalariado o funcionario, o ya pensionista o parado. Pero lo traigo a colación buscando esa empatía de los que no distinguen el pequeño negocio, comercial o profesional, de la gran empresa, banca o constructora, por poner solo dos ejemplos, que tiran de las influencias y las puertas giratorias de mala manera. Por cierto, ahora ya no hablan de esas puertas porque los que tanto las denunciaban en la oposición viven de ellas, léase el socialista Carmona que era asiduo de los platós de televisión barallando sin cortarse un pelo y que se está metiendo entre pecho y espalda una cantidad de pasta por ser consejero de una energética, que mete miedo. Yo creo que es hora de convocar a la ciudadanía sufriente que salga a la calle liderados por la indignación y la sana rebeldía sin que medien sindicatos comprados con el dinero público o la simpatía de gobiernos cómplices y gastadores sin remedio. Ya está bien de estar soportando los que no sabemos de horarios ni de días de descanso, donde un domingo estás escribiendo este panfleto porque no puedes quedarte ya quieto, leyendo un buen libro o viendo una gran película en cualquier plataforma que nos divierte, mientras no sabes cuánto tiempo te queda sin ser tú el siguiente que cierre la puerta. Y para cerrar puertas, que venga el forrado del Iglesias que chupa pasta por el cuento que le ha echado a su carrera, aprovechando la indignación de otra etapa dura pasada para politizarla en su favor. Que ya sabemos que la guerra de Rusia con Ucrania la tenemos que pagar de alguna manera todo el mundo, pero cuando decimos todo el mundo incluyamos a estos políticos sinvergüenzas que se suben sus salarios en el Parlamento por toda su jeta sin compasión por el prójimo, ¡hipócritas!. No sigo porque me estoy calentando pero conque sigan aumentando el precio de la luz no sé yo si no habrá que rodear el Congreso la ciudadanía de bien sin agentes políticos de ningún tipo; o empezar a rodear en cada ciudad los edificios con representación política.
La luz nos ciega, o nos cierra
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir