Porque personas decentes las hay, el caso es encontrarlas, no sé con el candil de Diógenes o empezando uno mismo por poner su foco en querer serlo: decente. Hoy publica EL MUNDO una entrevista al escritor cubano que acaba de sacar su último libro con el sugerente título de “Personas decentes” y ante la pregunta del periodista sobre si la decencia importa todavía, responde Padura: “Yo sí creo que la decencia importa, y mucho. Y pienso que importa más en un mundo donde, en general, tanta gente se comporta indecentemente. Nadie podrá negarme que vivimos una época de crisis de valores, donde todos mienten, desde los políticos hasta muchos periodistas (y mentiras repetidas se convierten en verdades), en el que la corrupción es un mal generalizado, en el que ya no puedes confiar en lo que lees y a veces ni en lo que crees o en lo que creías. En el que la ley no es la justicia… en fin, que comportarte como una persona decente es un pequeño acto de resistencia contra un estado de cosas en que los pillos, los mentirosos, los indecentes campean por su respeto e, incluso, llegan a ser líderes de opinión y hasta presidentes de grandes países y de pobres repúblicas bananeras, que ya no son cosas muy diferentes. El personaje de la novela, Mario Conde, a veces tiene sospechas de que en la condición humana prevalecen sus lados oscuros, los más perversos. No quiero ahora ser demasiado pesimista, aunque tengo razones para serlo. Pero la verdad es que no creo que el progreso material, científico, tecnológico esté creando mejores seres humanos. Y te pongo un caso: las redes sociales e internet. Son dos de los grandes inventos de la humanidad, facilitan el conocimiento, la información, la comunicación, y sin embargo se han convertido en un territorio donde se cultiva el odio, la calumnia, el ataque, la tergiversación, tanto por los individuos particulares como por instituciones, grupos, partidos y hasta Estados. Internet es bueno… ¿pero son buenos los que lo utilizan para su perversión y odio?”
Me reconforta comprobar que no soy yo un chico raro por pensar en estas cuestiones de la misma manera que Padura. Y creo que hay millones que querrían reivindicar con su forma de actuar el valor de la decencia para un mundo mejor, el caso es que también hay miedo, hay intereses, hay elementos que misteriosamente prevalecen por nuestro sentido del deber.