Seguimos a lo nuestro, cada día más solos en la crítica de la crítica, porque resulta que ahora los críticos son los que llevan tiempo dirigiendo la sociedad desde sus propias atalayas, sean colegios profesionales, asociaciones, organizaciones, etc, que reclaman o reivindican cosas que nunca se molestaron en reivindicar hasta ahora pese a que los males que nos persiguen a los ciudadanos ourensanos son endémicos y vienen de lejos, casi de tan lejos como vienen algunos de éstos en las responsabilidades que tienen. Orquestados desde un lugar físico que se ha constituido en complejo político, pues todos los partidos de la oposición se reúnen y negocian dentro de él, no extraña que este año la Diputación ya los recibiera para aumentar la eufemísticamente llamada apoyo, por no hablar de subvención pura y dura, y con la batuta del Dios opinador, todos a una defienden cualquier causa que aparenta buena y cuyo coste nunca soportan, siempre lo derivan hacia la Administración Pública. Pues ante todos éstos opongo los tertulianos sin focos ni ecos sociales, que se reúnen en elcercano para arreglar sus vidas propias y no dar la brasa a nadie erigiéndose en salvadores de patrias o ciudades.
Tertulias
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