Levantaron el estado de alarma como si hubieran matado el bicho y ¡hala! todo dios a la calle a disfrutar. Somos tan imbéciles que, aunque veamos seguir cayendo como moscas a nuestro lado en forma de ingresos y muerte a nuestros conciudadanos, si el gobierno nos dice que a partir de una hora del día X ya no hay estado de alerta, pues nos lo creemos y actuando consiguientemente a la falsa ilusión de que todo acabó ya, nos salimos de botellón y tentetieso, que a vivir que son dos días. Pues bien, sin otras medidas que repriman las hormonas desatadas de los más jóvenes y las ganas de beber vinos de los mayores, no habrá mascarillas ni distancias de seguridad en un tiempo, el que tenga que pasar para volver a las UCI repletitas de caídos sin aire en el camino.
¡Qué poca responsabilidad la de quienes nos gobiernan!, y cuánta cobardía para hacer el papel que menos gusta a nadie, reprimir y reprimir al que no comprenda que todo dios sufre de igual manera. Los bares deberían cuidar mucho de que la peña no se pase pero me parece a mi que va a ser imposible que lo haga así más del diez por ciento, porque algunos querrán recuperar el tiempo perdido, como si éste se pudiera recuperar, en todo caso se puede perder más. Ya veremos si no será el caso dentro de un mes y nos vuelvan a sujetar con otro estado de alerta, porque si bien las vacunas hacen su efecto, positivo, todos los expertos lo predicen, todos ellos están contra el levantamiento absoluto de las medidas que contengan el bicho hasta que se consiga esa inmunidad de rebaño tan deseada. Me imagino al bicho descojonándose del ser humano patrio que grita “Fiesta”, mientras él se cuela por boca o nariz del irresponsable.
Además de acojonado lo que vi por televisión me aburre de carallo: claro es que no se trata de todo el mundo pero sí es suficiente los que llenan plazas y calles de España para volver a contagiar al que sigue poniendo distancia con la posibilidad de seguir el contagio.
Pasan tanto tiempo nuestros políticos peleando por el poder que se olvidan de legislar lo que tienen que hacer en el caso de levantar un estado de alarma sin que quedemos a la intemperie.