Manolo Buciños recibió el Premio Trasalba de la Fundación Otero Pedrayo, merecidísimo por su obra artística de toda una vida esculpiendo en gallego sin necesidad de lengua siquiera. Dice el bueno de Manolo que fue el propio D. Ramon quien le giró el brazo del arte hacia la figuración desde el abstracto, y mirando siempre hacia Galicia. De Manolo Buciños es la pieza escultórica que se levanta sobre pedestal en la Plaza del Corregidor y que se hizo por colecta popular, allá por 1975, cuando así lo propuso el Ayuntamiento de Ourense, que taparía el hueco que pudiera dejar tal recogida de fondos. Un millón para el patricio en bronce cuyo lugar fue aprobado por unanimidad en los jardinillos donde hoy está el grupo escultórico del coche de Reverter y Colemán. Fue concebido el lugar por el propio escultor, y su mayor defensor el entonces concejal Manuel Conde Corbal. Pasó el tiempo de esta Corporación y la siguiente decidió mejor la Plaza actual, en el emplazamiento donde había robleda y que le dejó su sitio a D. Ramón. Una pena, porque no hay color para conocer la figura de D. Ramón, escondida en un lugar bonito pero nada concurrido, o sin pedestal, como si estuviera paseando como a él mismo le gustaba encontrarse con sus vecinos ourensanos. Este recuerdo es anécdota de un recuerdo personal, pero lo importante es el reconocimiento al escultor que ciertamente no necesitaba, pero siempre suele ser motivo de alegría para el que lo recibe, en este caso, Manolo Buciños. En la foto vemos a los políticos de la cultura que no se pierden una en cuánto hay luz, no la de taquígrafos como es el caso del conselleiro y secretario general de Cultura, luz de periódicos y apariencias.
Por cierto, ya hay nuevo presidente de la Fundación que, al parecer, le ganó a Alfonso Monxardín por 24 a 3 ¡caray!. Pues bien, el nuevo presidente es José Eduardo López Pereira, catedrático amigo, que recuerdo bien porque siendo director Xeral de Universidades apoyó la película del amigo Eloy Lozano, tras una comida que mantuvimos en el Hotel Araguaney para conocer el proyecto y conocer al propio Eloy. López Pereira nació a 200 metros de la casa de Otero con el que compartió muchas horas de conversación en la propia casa de Trasalba. Enhorabuena al amigo Eduardo.