Pascal Bruckner: “Se me ha tratado de viejo macho occidental. Pues acepto el veredicto. Lo soy. Es una cuádruple discriminación, por la edad, por el color de la piel, por el género y por la procedencia geográfica. Es otro racismo”, explica.
Con su último libro, Bruckner ha traído el tema de la vejez a primera línea, hasta el punto de recibir esa consideración a la que alude arriba.
Claro que si seguimos a Cicerón en Senectude: envejecer con inteligencia implica aceptar sustituir las pasiones por la actividad intelectual, compensando de esta forma el deterioro físico con el enriquecimiento espiritual.
Porque lo del deterioro físico es tan cierto como que también se incrementa el mismo por mor de la pandemia, que no obedece al físico individual sino colectivo. Que tire al primera piedra quien no esté hasta las narices de los efectos psíquicos y físicos que le trajo este virus, siempre negativos nunca positivos.
Por esto mismo quienes desprecien a la edad por el simple hecho de tenerla, que se miren a sí mismos y verán la que les espera de no querer saber más allá de lo que le dicen sus cuerpos jóvenes, fuertes, pero vacíos.