Las pedradas, botellazos y gritos de “fascistas” revientan un mitin de precampaña en Vallecas. Allí de donde salió un gran agitador de conflictos, para irse a la acera de enfrente (económicamente hablando), allí se agitaron los 500 (según la policía) radicales violentos de estos dirigentes que tienen tomada la calle verbalmente para decir quien puede ir a hablar a un barrio u otro, cual si fuera suya la vía pública; se agitaron los odios hacia el que opina de opuesta manera, hasta querer impedir un acto por efecto de la violencia ejercida contra los organizadores del mismo acto y contra la poli<cía. que parece actuar contenidamente, hasta el punto de que llevan hostias por un tubo, como se observa en la foto que ilustra esta entrada. En la Plaza Roja de Vallecas se concentraron algo más de medio millar de radicales de ultraizquierda convocados por redes sociales para reventar el mitin de Santiago Abascal. La cosa empieza mal, la distancia que separaba a los simpatizantes de Vox y los ultra era pequeña, con una policía escasa que no pudo impedir varias brechas en la cabeza por pedradas lanzadas de estas palomas de la paz, que se pasan la vida llamando fascista a los de enfrente sin mirarse en el espejo y ver reflejada en ellos la forma de fascismo más tremenda, que es serlo sin darse cuenta.
La violencia trae violencia, y, a veces, cuando uno quiere pararla ya no puede; es por ello que debe estar alerta un gobierno sensato que impida que nadie socave la libertad democrática a exponer sus ideas, dondequiera que sea. Me imagino que pronto habrá replica por otro lado, auspiciado por los más radicales del otro extremo, y así andaremos a la gresca ahondando más la herida de dos frentes irreconciliables.
Leo en El Mundo la pregunta de una vecina y la respuesta de otra: “¿Pero por qué no van a poder venir esta gente a contarnos lo que quieren hacer si ganan?”, le preguntaba una mujer de avanzada edad a uno de los anti Vox que acudió con una cacerola a tratar de boicotear el acto. “Porque son unos fascistas. Y no queremos fascistas en nuestros barrio”, le contestaron por más argumentos.
Pero ¿de quién es el barrio?, ¿de los antisistema que aparecen convocados por redes sociales? lo que hace sospechar que se movilicen para esta suerte de ejercicio tan democrático desde otros barrios. Pero es que la mayor contradicción es ver como son los vividores con sueldos millonarios quienes agitan la contestación de los que en muchos casos no tienen ni sueldo que llevarse a la boca. Que, por otro lado, sea uno de los que mueven las ramas del árbol para que se actúe como lo hicieron hoy en Vallecas, el super protegido por la Guardia Civil por canguelo de dos o tres vecinos que solo gritan a metros de su chalet de Galapagar, deja demasiada valentía que demostrar y demasiada cobardía a la vista.