Hoy me topé de frente con este adefesio en medio del Paseo. Ya no llega con meter casi en medio del paso dos filas de mesas y sillas de bar para el negocio de un particular, sino ahora se cierra ese espacio como si fuera privado para provecho del negociete concreto. Que a tal aprovechamiento se añada ahora este plástico anti estético que daña la vista a cualquiera de un gusto normal, ya es pasarse tres pueblos, cinco calles o cien metros en beneficio del feísmo y el cabreo de flanêur. ¡Manda carallo!
cómo degenera el espacio público
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