Me ha llamado alguien para conversar sobre Ourense, alguien decidido a participar políticamente en nuestro municipio en un futuro y que quiere saber cómo veo yo nuestra ciudad. Me imagino que estará testando la opinión de muchos otros, pues eso me parecería lo inteligente, al fin “alguien” que se acerca a los vecinos para saber qué piensan y sienten al respecto. Ya veremos después. Pero, de momento, me reuniré con él cuando se pueda. Y le contaré, sí, lo que tanto expresé ya por escrito en el periódico local hace tiempo y en elcercano.com posteriormente.
Como quiera que el otro día tomé esta foto, voy a comentar lo que un día vi como oportunidad para la ciudad. ¿Usted que ve? Lógicamente me dirá que el Puente Romano, que el pobre ya no da más de sí para que le saquemos rédito, sobre todo si se cierra un arco por culpa de esa navaja carretera. Pues yo la foto no la hice por el Puente Romano esta vez, no. La hice por lo que está detrás y que en su momento pudo constituirse en una realidad tractora para subir un peldaño en la escala socio económica de las ciudades gallegas.
El caso está en el Seminario, cuando hace años un amigo muy conectado con la Iglesia y con la Universidad de Navarra me contó el plan de traer aquí la Universidad Privada que no tenía Galicia. Por supuesto, no estuve en el ajo, pero lo animé públicamente como pude, pero en Ourense ¡silencio!; tras escribirlo, a mi nadie me preguntó entonces por la idea, nadie se interesó por saber, quizás porque en Ourense no hay proyecto importante que no nos meta miedo o no nos haga dudar de ser capaces de acometerlo. Hasta la parálisis. Siempre conformándonos con migajas, cual si un complejo innato nos impidiese transformar nuestra ciudad como debiera.
La idea era fantástica, un lugar privilegiado para instalar esa Universidad Privada, vinculada a la de Navarra, que atraería cantidad de recursos positivos para la ciudad, económicos, sociales y de grado, de grados universitarios. Enfocada a las Facultades de la salud y sanitarias, que podría atraer a un importante colectivo de estudiantes y profesores de toda Galicia, Norte de Portugal y parte de Castilla, porque todos sabemos la dificultad de entrar en estas Facultades en la Universidad Pública. Los edificios y su emplazamiento eran únicos, un Campus de lujo que se vería complementado con otras dotaciones y edificios necesarios para que tuviera base importante.
Los descreídos, los ourensanos perezosos que no quieren luchar por objetivos que requieren muchos esfuerzos, sumas y dedicaciones altruistas, empeño e inteligencia política para comprometer en lo que competa a un proyecto de riqueza a las Administraciones Públicas, toda esta gente siempre negativa, nunca positiva, debería hoy mirar hacia Vigo, donde Abanca tiene previsto hacer lo que nosotros no hicimos, la primera Universidad Privada de Galicia. Sí, dirán ustedes que sobre la base de la Escuela de Negocios que ya tenían allí emplazada, ¿y qué? contesto yo; ¿acaso ABANCA no se nutrió en gran parte de la extinta Caixa Ourense y en parte también es Ourense? Desde luego La Escola no estaba en el emplazamiento que ahora van a ocupar para este proyecto.
Pues eso, cuando veo esta fotografía, veo la ocasión perdida, y a seguir chorando por las esquinas de mi ciudad porque aquí no queda nadie para levantarla como debería. Otro día hablaremos de la parte termal, y la finca que en lugar de edificio innecesario de ochenta pisos podría ser la baza para desarrollar un buen equipamiento termal, pero eso lo dejamos para otro día.