Bueno, lo primero, decirle a los amigos que a día de hoy soy negativo, o eso lo deduzco al ser negativo el test hecho ayer a Paloma, la mujer con la que me acuesto cada día. Pero lo segundo, mucho más importante para todos, amigos y enemigos vecinos, es la vergüenza de que la friolera de cinco mil (de los 12.000 citados) ourensanos no se hayan presentado al cribado contra el coronavirus, porque…; que cada uno rellene los puntos suspensivos, pero yo me atrevo a completar al menos uno, que es el que me avergüenza, y es falta de civismo e insolidaridad de quien no fue porque llovía, o hacía frío, porque ya lo harán otros, por mil y una excusas que nos tienen siempre donde estamos. En fin, hoy no me siento orgulloso como ourensano, que batió el récord de abstención en un tema mayor; y lo siento por aquellos que se baten la vida cada día en el frente de batalla, que hoy sentirán como los aplausos son bofetadas en su cara.
¡Qué vergüenza, ourensanos!
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