Se habla mucho estos días de Hospitales, camas, respiradores o Cuidados Intensivos. Natural, tal como está desatada la pandemia, en tercera, cuarta, segunda o primera, porque las olas se juntan tanto que no sé si será la única desde marzo. Pero sin entrar a juzgar la dificultad instrínseca de luchar contra algo para lo que nunca se está preparado, ya sea a nivel individual como general, en distintos tipos de Administraciones, etc., pese a no querer entrar en la inepcia e incompetencia de muchos de los responsables de ayudar a atajarla, comenzando por políticos que han confundido su servicio con un club de golf o de otro tipo peor, hoy sí quiero comentar una comparación entre Hospitales nuevos y grandes, bien dotados y muy cerca uno de otro. Me refiero a los Hospitales Zendal y el nuevo de Toledo, que no sé ahora como se llama pero tampoco importa en lo que entro. Entro en que llevo días, semanas tal vez, escuchando lo mal que hizo la autonomía madrileña inaugurando el Hospital de pandemias Isabel Zendal, por cierto, dedicado a la enfermera gallega que lucho hace dos siglos contra otra pandemia; escucho del Zendal, que ya está en funcionamiento acogiendo a enfermos covid derivados de otros hospitales madrileños, al parecer eficazmente, a tenor de las denuncias por problemas menores cual fue un deficiente servicio puntual, al parecer, del servicio de comidas. A favor de él, que los sindicatos se levanten contra la decisión de correr listas a los sanitarios que se niegan a trabajar en él; pero ¿Qué es lo que quieren éstos?, escoger su Centro, pese a que el Zendal está bien comunicado. Que los sindicatos hablen quiere decir que las cosas van bien, puesto que ya sabemos como de abnegados se mostraron en la primera ola cuando se les pidió sumarse a la lucha profesionalmente cuando no había EPIS y que en general no acudieron. Sus causas son tirar contra un lado y chupar subvenciones para estar callados.
Pero no acabé todavía. A pocos kilómetros relativamente se encuentra Toledo, ciudad que ha pasado la misma Filomena asoladora. Pues bien, en Toledo el Hospital donde están ingresados actualmente los enfermos es el de siempre, y todos hemos visto imágenes por televisión con inundaciones por rotura de tuberías, además de no tener calefacción cuando las temperaturas bajaban a diez grados bajo cero. Lo increíble es que en estas condiciones no hayan dispuesto el traslado pertinente a un extraordinario Hospital, dicen que está entre los mejores de Europa, y que quedó inaugurado en noviembre pasado por el señor presidente de la autonomía. Hasta aquí la mala gestión con consecuencias imaginables por los accidentes comentados en el Hospital actual. Pero ¿alguien escuchó a un sindicalista compañero de los anteriores decir ni pío?
Esta diferencia de percepción de los problemas según interese a la ideología que tienen los responsables de los mismos es una de las causas mayores de por qué no tira esto. Nadie es capaz de distinguir a los buenos de los malos, sin depender del sesgo ideológico que llevan en el ADN. No extraña que al final los problemas no se solucionen y los responsables sigan en su noria de placer y colores maquillando su cara de palo para parecer que tienen mejores emociones.
Desde luego, la comparación hoy entre los dos hospitales nuevos, modernos, que atienden a la nefasta situación de salud pública, no resiste ningún empate sino victoria clara para el Zendal. ¡Ah!, que es Ayuso la que sale ganadora, pues que espabile García Page, pero que no se defienda desde la emoción política sino de la razón a la vista.