El otro día discutíamos amigablemente un liceísta que es cercano y yo mismo que sólo soy cercano y nada liceísta, sobre el futuro de esta Institución, difícilmente sostenible desde mi punto de vista como entidad privada, simplemente porque la sociedad no genera recambio a las bajas naturales que se dan por mor de la defunción de sus miembros, gran parte octogenarios, y la cuota en tiempos de grave crisis económica. Debatíamos sobre este futuro, que se atisba en parte al comprobar como se implica a las instituciones públicas, cosa preocupante, pero ahora no toca exponer la discusión sino la actuación que denuncia una madre en “carta al periódico” respecto a la jornada que la MOTI desarrolló en este espacio, donde había presentado el programa la propia MOTI, y que mosqueó a la señora firmante de la carta, con toda razón, porque atendiendo a las instrucciones del programa público acudió al Liceo con el tiempo de antelación necesario para ocupar su plaza, pero no.
Pero ya no quedaba. Dice ella… “Explíquenles ustedes a los niños que las entradas nunca estuvieron a disposición del público… Si hubieran informado desde el primer día en ese sentido hubieran evitado las molestias a los adultos y lo que es peor, la frustración y lloros de los más pequeños. Una vergüenza el proceder, ¡no haberlas anunciado hubiera sido lo correcto! y ¡hagan ustedes una actuación para amigos y conocidos! Sara Feijoo
Pues bien, me solidarizo con esta señora y el resto que fue vendida en esta acción porque los que se abanderan la importancia de la cultura en nuestras vidas, que por supuesto comparto pero no desde su perspectiva, no tienen, a lo que se ve, ninguna educación. Que se expliquen bien o se callen ya como valedores de la ciudad.
Ya no entro a fondo en la fotografía, porque ahí no se ve distancia alguna de seguridad que pueda respetar los aforos saludables, pero si mueven a tantos niños que hagan todo el festival en el Principal o el Auditorio, que son públicos y mayores.