Pues sí, ya tenemos nuevo presidente en la Confederación de Empresarios de Galicia, que no es otro que el ínclito ourensano Jose Manuel Barreiros. Esta elección me recordó dos cosas, una que tiene que ver con la propia Organización al haber estado vinculado a ella hace más de 15 años y haber salido por piernas. De por sí no me gusta ninguna asociación de intereses que no se sostenga con dineros propios y ésta es un buen ejemplo de ello. Por razones profesionales, al poco de crearse pasé a formar parte únicamente como miembro cotizante. Un buen día me llamó el amigo Paco para formar parte de la Directiva, y lo hice sin darle ninguna importancia. Después fui ascendiendo en el escalafón de los afectos y me pidieron crear junto a otro amigo fundamentalmente, Manuel R. de la Fuente, un Foro de Calidad, posteriormente convertido en Foro de la Excelencia. Por aquella época ya estaba un buen negocio en marcha, los cursos de Formación que daban una pasta a cualquiera que los hiciese y que el gobierno decidía cual era ese cualquiera. ¡Carallo si ganaron pasta algunos! Bueno, sin entrar en otras materias porque me alargaría en demasía simplemente decir que cuando a mi me toca sustituir a Manuel al frente del Foro, me toca organizar unos Premios de la Excelencia (ya había subido de categoría el concepto, de calidad a excelencia, y es que no paran algunos de inflar globos para volar) que dejaban mucho que desear desde el punto de vista de la participación pero, sin embargo, contaban con el apoyo institucional máximo, hasta el punto que desde el primero hasta el cuarto que ser organizó en mi presidencia jamás faltó el propio presidente de la Xunta de Galicia. Un éxito, de papel couché, desde luego. Guardo esta foto que saco para ilustrar la entrada con un posterior preso y otro empresario que se comía el mundo y ya no sé de él como personaje público; por cierto, con Gayoso y en un despacho donde hice las veces de anfitrión en el Auditorio presencié una escena que me dio vergüenza, ver arrastrándose a un alto representante en Ourense de la Caja gallega de la que el primero era presidente (omito su nombre porque volvería a pasar vergüenza) frente al jefe, y cuando digo arrastrándose es que le faltó poco para echarse en el suelo y que el otro pasase por encima (si al menos hubiera charco aún lo comprendería, pero no había fuga de agua en el piso por ningún lado). Ser y no ser depende muchas veces de querer, y lo único que sé es que yo m marché de aquel tinglado por voluntad propia, y no me arrepiento.
Pues dicho esto, para ilustrar la estima en que tengo yo a organizaciones tales como las confederaciones y sindicatos, lo segundo, respecto al nuevo nombramiento, es decir si este José Manuel Díaz va a llevar con él al que lo acompañó tantas veces en la Cámara de Comercio o el Colegio de Agentes, como fue el señor Moure, que de señor tiene muy poco y ha sido uno de los mayores sin verguenza que he conocido en mi vida. A dios gracias, solo lo tuve que soportar en el ámbito colegial, pero me bastó, pues los goles que metió a diestro y siniestro es como para pensar en que le patina la cabeza o al resto los ojos se han vuelto ciegos. Pues eso, que una persona de tal ralea haya acompañado en varias ocasiones en aspiraciones corporativas al actual Presidente de la Confederación de Galicia es como para no lanzar muchas campanas al vuelo. Que las amistades entre mujeres puedan ayudar a fortalecer la personalidad del presidente es algo que ya nos lo dirá el tiempo, y ojalá me equivoque y sea todo un éxito para organizar el mundo de las empresas gallegas pero dime qué compañías tienes y te diré cómo vas.