Hemos tenido suerte, porque ya casi habíamos perdido la esperanza pese a compromisos formales en persona del Conselleiro y compromiso escrito por wassap del ex presidente de la Diputación que después despachó el mismo Presidente. Una satisfacción en que de las tres Diputaciones provinciales por donde pasa el camino y a las que le ofrecimos en mismo día, 18 de noviembre de 2019, hacer una edición especial para cada una de ellas a un precio ajustado y a fin de divulgar lo máximo posible este camino gallego que debe ser ruta obligada para el común de los gallegos, simplemente por haberlo recorrido esos ilustres hombres de la cultura gallega y además contar con un libro nada humo; la satisfacción, decía, es que de las tres Diputaciones en cuestión, Ourense, Lugo y A Coruña, la primera que comprometió una edición especial ha sido la de Ourense. Ahora seguiremos intentando comprometer al resto, como es nuestra obligación y que nos enseño muy bien Umbral.
Pero al hilo de esto, y al coincidir la operación editorial en la semana que se cumplía el día del centenario de la publicación de la Revista NÓS, aparece un artículo en La Región que me recordó una foto que me puse a buscar para recordar mejor la realidad del otro que tiende a confundir la verdad. Y vamos a ello.
Encontré la foto en mis archivos, foto que hice en su día a propósito de recordar ese señalado día en que le enseñé a mi socio de entonces por primera vez el libro Pelerinaxes, del que ya le había hablado antes para su tranquilidad de tener algo que hacer al acabar la película que fue motivo de nuestra Sociedad; había tenido la idea de hacer una serie documental para la RTVG con este libro y de esta manera dar continuidad a la productora Noveolas de la que era socio fundador y Administrador Único. Precisamente guardo el primer casting (hubo dos) hecho a la actriz que elegiríamos para hacer la película. En el casting el interlocutor es Santiago Lamas, actor principal que sería del documental, y para el que buscábamos una chica que hiciera el papel de una investigadora que lo acompañara a lo largo del camino de Ourense a San Andrés. Después, y definitivamente, ni Santiago ni yo seguiríamos en el proyecto, porque yo le vendí mi parte de la empresa al descubrir mi incompatibilidad con el director y socio tras haber rematado la película Noveolas. Él se quedó con el proyecto, e hizo su película, por cierto nada parecida a nuestra idea primera, y listo Calixto. Hasta hoy, porque me ha fastidiado leer al que hoy es colaborador de Telemiño un artículo sobre los NOS, precisamente por haber hecho esta película, en donde esconde como nació el proyecto, que era de un servidor, haciendo ver que fue a comprar el libro a Torga por iniciativa propia. Ese ego que advertí en el colaborador actual de Telemiño después de rematar la película Noveolas fue lo que me llevó a abandonar la productora, venderle por debajo de mercado mi cincuenta por ciento, pero es que cuando habla de este tema me toca las narices su desagradecimiento, que no es solo hacia mí sino también hacia Santiago Lamas, que escribió más de cien páginas en aquel momento para ayudar a la documentación de la película y que por no incardinarlo tuvimos la recompensa de que fuera completado con la pluma de Alfonso Mato hasta hacer el libro que ganó el premio Ramón Piñeiro. ¡Qué pena querer atribuirse iniciativas que nunca fueron! Ya está bien.
Y es que así funcionan los que buscan los favores de la cultura gallega cuando sus productos no llegan al nivel exigido, que se apropian de una buena idea y la ponen a explotar aunque no saquen nada de la mina. ¿Será, en este caso, porque no era suya? Más humildad y menos lobos, Caperucita.