¡Ojo, mal pensados! no estoy hablando de Pedro El Superior sino de otro Pedro muy influyente pero menos, Pedro J. el periodista de mérito con ínfulas de estrella. Que conste que soy accionista desde su fundación del periódico digital El Español, pues siempre me ha gustado lo que se hace desde la independencia, sobre todo cuando hablamos de periodismo. Precisamente en el acto de la Primera Asamblea constituyente del periódico de Pedro J., realizada en IFEMA, coincidí con otro periodista independiente, por mucho que le caiga mal a mucha gente, cual es pequeño gran combativo Jiménez; estuvimos los dos solos en una estancia, pero no, no crean que nadie nos había citado para hablar de prensa, ya me gustaría, sino simplemente la necesidad fisiológica de ambos, pues fue en unos aseos donde él ya lavaba sus manos cuando yo ponía las mías sobre … ya saben. Pero una cosa es ser accionista de algo, ahora no me haría, y defender el interés particular que ello conlleva y otra muy distinta observar lo que está mal hecho y mirar para el otro lado. Porque hoy organizó la marimorena, la fiesta de El Español con 80 asistentes donde se ven a algunos asistentes como Casado sin mascarilla, y compartiendo mesa con más de cinco. Cuando nos está haciendo la ola, segunda ola terrible, la puñetera realidad, aquellos que nos imponen normas y dictan sentencias a los demás, van y se pasan la vergüenza por detrás de su ansia de figurar y estar en primera fila de la pomada buena, la que te da de comer en un gran salón y no en ninguna cola del hambre. Que entre los invitados esté el ministro de sanidad ya es, como dice alguno en la red, un reírse de todos los españoles que puede algún día volverse contra su suerte.
Claro está, el popular periodista que está haciendo votos para unir al PSOE con el PP – incluso suena para dirigir El País, ese órgano de influencia que es más temido por muchos que la gillotina -, salió a su ventana informativa para responder a las críticas que se extendieron como una mancha de Prestige: ”