Entre estos cuatro me siento protegido ante cualquier “broncas” que quisiera hacérmelo pasar mal, más que con palabras con manotazos y otras malas artes que hacen daño. No en vano, suman más cinturones negros que los que tuve nunca como fondo de armario para mis pantalones a lo largo del tiempo que me llevo vistiendo por las piernas. Me alegró mucho encontrarme entre ellos con el cirujano Celso Enriquez, compañero de Maristas y casi más compañero de mi padre traumatólogo por cliente infantil que lo visitaba asiduamente con fracturas en sus huesos. Espero que mañana tenga suerte y el segundo DAN lo venga a celebrar a elcercano, porque de ello se encargará Felipe o el maestro, siempre el Maestro Montero bendiciendo la palabra Judo en Ourense.
El judo
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir