Sigue el esperpento en Ourense. Vaya por delante que éste lo conformamos todos, desde los votantes hasta los plácidos convivientes y consentidores de “Ourense is different”, porque con pan y vino andamos el camino, y no hay mas que ver cuánto pan y vino con Denominación de Origen producimos. Pero claro que tenemos al frente a algunos agentes muy concretos y que son los de siempre en decenas de años: el poder político, económico y fáctico o prensa. Sin duda, el alcalde es un ser atípico, no en vano es alcalde por su santo y seña, urdido desde el 2001 con un puñado de amigos que se cuentan con una mano; algo ha de tener alguien para, sin el abrigo de los partidos clásicos, esos de poderosas maquinarias engrasadas con dinero y leyes que los favorecen desde todos los ángulos del Sistema – a algunos no les basta y hacen esas piruetas vergonzantes y plenas de corrupción que al final se descubren, aunque ellos ‘como si nada’ – , para llegar a alcanzar en una ciudad como la nuestra, donde nos conocemos todos, el cargo de primera autoridad. Sin duda, atípico, descuidado y pasota de formas y maneras, de estilo atrabiliario pero también humorístico, con una gran agilidad mental y aguda inteligencia natural que se hacen especialmente incómodas a sus contrincantes, por encima de todo ello destaca un rasgo único en la política que es cierta valentía que raya con la temeridad. Dice lo que piensa, a veces sin pensar la consecuencia de lo que dice, ¿o sí?. Ciertamente, entre simpatizantes y detractores, a nadie deja indiferente, pues si bien lo puedes encontrar totalmente solo paseando por la calle al alcance de cualquiera (no, no crean que es tan fácil, y tengo mi propia experiencia al respecto con otro alcalde) también lo puedes ver ampliamente acompañado por cientos de espectadores que siguen sus alegatos televisivos, puestos en escena incluso de forma histriónica pero que capta la atención masiva de sus mensajes. El mismo lo dice y no lo oculta, la televisión privada Auria es un instrumento puesto al servicio de su ambición política, que aquí y ahora es el eje de esos dineros que dicen que son mas que negros, negras razones de este rompimiento de los que fueron hasta ahora compañeros de partido en la Corporación. Que funcionen los juzgados, tribunales de cuentas y todo lo que el Estado de Derecho tiene a su favor para que los jetas que afanan lo que no es de ellos respondan hasta entre rejas, pero, mientras no se demuestre lo contrario, que la presunción de inocencia no se pierda. De perderse para uno lo haga para todos, a ver si así, por fin, nos libramos de todo el tinglado político montado en nuestro país, que excede a lo natural de cualquier otra nación civilizada por las mismas normas y leyes democráticas. La verdad es que uno no para de mirar y encontrar en este asunto, además de intereses espúreos y otros a la vista por la luz del dinero que se traen entre manos, la fealdad máxima del esperpento, con periódicos en guerra armada de periodistas kamikazes de la opinión al servicio de un objetivo, partidos con causas de corrupción gigantescas y viciosa proporción, que ya la han hecho sistémica, echándose las manos a la cabeza con un tema ciertamente menor, de momento, por los datos que tenemos, empresas obrando por debajo – siempre por debajo – para levantar edificios de dudas y sospechas, una opinión dividida en la ciudadanía, más que por la verdad, por la simpatía o la distinta militancia de rebaño compartida. A mi, en particular, y dentro de una visión general turbia como la que precede, lo que más me importa ¡qué curioso! son los afectos que tengo doloridos por estar en solfa un amigo que hoy está en entredicho, porque puede pasar por traidor ante los ojos de otros amigos; mi consejo, que le pude dar personalmente hace unos días, fue que se fuera, porque la dimisión cuando uno no se ve en un proyecto, o tiene miedo que le salpique cualquier asunto, es una honra; y sé de lo que hablo, porque en una ocasión lo hice yo, aunque a mí me bastó un mes y medio para irme pese al atractivo sueldo que suponía ser jefe de relaciones externas de este mismo ayuntamiento que hoy es protagonista en la prensa nacional por su peculiaridad. La pregunta clave es por qué no se van esos concejales díscolos que se han rebelado contra el líder con su acta, que debiera ser del partido, teniendo en cuenta que se la deben a él mismo, a su líder, porque a nadie escapa la naturaleza del partido, absolutamente personalista, guste o no. Que conste, que esto de tránsfugas, traidores, díscolos, o como quiera que los llame cada cual no se arreglará jamás hasta que no se apruebe una reforma electoral que nos permita elegir a los vecinos directamente a nuestros representantes, estén o no adscritos a estos partidos que parecen más multinacionales del beneficio que organizaciones fundadas para la solución de los problemas de convivencia entre personas y cualquier otro de nuestra sociedad. Veremos como sigue la cosa en los próximos días pero da la impresión que no será fácil al establishment derrotar a estos dos, que pronto serán tres; puede incluso que en este estado de cosas haya marchas atrás o caminos oblicuos que nos deparen nuevas formas. Puede, incluso, que el esperpento aún crezca más.
El esperpento ourensano
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