Se celebró en elcercano un programa de Estado de Alarma. Se cedió el local a un cercano y buen amigo que nos lo pidió. Al igual que se lo cedemos a cualquier otro “cercano” y buen amigo que nos lo pida. Porque, a no ser que lo que quiera acontecer dentro de nuestros límites sea contrario a ellos, siempre defenderemos la libertad de expresión, independientemente de quien la quiera manifestar. Precisamente, este es uno de los objetivos por los que existimos, ser ágora libre para que aflore el pensamiento, la discusión y discrepancia que de esta manera puede ayudar al conocimiento y verdad de las cosas, si es que hay manera de alcanzarlos. Los límites de los que hablamos son, en cuestión política, aquellos que enmarca la Constitución española, porque no tendría sentido prohibir el singular si no es aprobado el plural; claro está, para ésto, dejar hablar, hay que ser demócrata, aunque en alguna ocasión pueda doler si nos contraría personalmente la opinión del resto. Pero bueno, la cosa es clara y los ataques, según me cuentan, también, aunque no los he visto ni me interesan, porque me imagino su procedencia de rebaño que va por donde el carnero lo guía, aunque sea de cara al acantilado, que diría Séneca. También alguna llamada previa al programa quiso intimidar pero el que actúa siempre de forma anónima suele ser el gran cobarde, y como esta condición es tan baja como poco apreciada, queda en simple anécdota. Aquí vendrá todo aquel que quiera y tenga algo que decir, al margen de que nosotros estemos o no de acuerdo con sus ideas, porque un lugar para el debate no se comprendería sin la libertad de expresión.
Libertad de expresión
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