A la vista de los nuevos datos epidemiológicos de contagio en la ciudad de Ourense, con ocho brotes activos en la actualidad, uno de ellos de carácter social en el barrio de Maiñamansa que contabiliza 24 positivos a la espera del resultado del cribado selectivo que el Sergas de entre 250 y 300 vecinos y trabajadores de establecimientos, la Xunta ha decidido atarnos cortos y rebajar esta engañosa alegría de vivir que nadie contuvo con medidas oportunas y preventivas. La verdad es que acojona el avance del contagio, casi tanto como el avance de la inoperante gobernabilidad del tema.
Pero tranquilos todos, porque pronto dos fiestas juveniles, una en Vigo y otra en Nigrán, con 15 casos confirmados y los que te rondaré morena al acabar el rastreo de contactos y junto a otros casos que vendrán a continuación, empatarán con nosotros, se pondrán a la par de Ourense. El Sergas, informó que había en las dos reuniones que se celebraron en casas particulares veinte personas, a dios gracias los mismos amigos en las dos, por los que se considera el mismo brote. La normativa actual no permite que se reúnan más de diez personas en el mismo espacio, pero eso ya hemos visto a lo largo del verano que era una quimera porque en ningún caso hubo vigilancia al respecto de que se cumpliera y sí hubo incumplimiento a manos llenas, pandillas completas que parecían más de aulas de colegio que de amigos de recreo.
Ahora el Sergas recuerda a los jóvenes la necesidad de cumplir las medidas de seguridad, que son, sobre todo, la mascarilla (también en el ámbito privado como las fiestas) y la distancia social. A buenas horas mangas verdes, los jóvenes se pasan por el forro de los cojines todo lo que se les pida y vaya en contra de su deseo juvenil, por mucho que Fernanda no lo diga, o diga lo contrario. Pero así nos va, poquito a poco llegaremos marcha atrás a la casilla del inicio, confinamiento total, ¡hay que fastidiarse!